Aunque
se le ve gordote, gorila, orangután, “Piache”, este mono que no ha ido
a votar por hablar o acudir tarde, está deseoso de conocer el
escrutinio y saludar a los que gobernarán esta Europa de monos,
haciéndoles este saludo ingenioso y ágil, para que se lo repartan entre
todos, pues tal “galardón recibe quien a dios y a sus políticos sirve”,
que dijo Gonzalo Ruiz, un señor de Orgaz.
Los
monos son seres muy dados a obras de virtud y piadosas. Piache, por
ejemplo, desciende de uno de los soldados aventureros que fueron con
Cortés a la conquista de Méjico. Una de su más notable hazaña fue
penetrar en el cráter del volcán de Popocatepetl, al igual que lo hizo
Diego de Ordás. Menos edificar iglesias y catedrales, ayudan mucho,
sobre todo en la concepción de seres humanos. Cuentan que uno, asistido
al entierro de El Greco, y, antes del Conde de Orgaz, que al no dejarle
entrar a su Oficio de difuntos, se apareció a vista de todos de esta
guisa, cual un fray Luis de León sin su libro versión del Cantar de los
Cantares, saliendo de Toledo para Andalucía a procurar valer.
En
una buena ciudad entró con un mercader rico y cordobés, a quien sirvió
algunos años en sus granjeos y amoríos con diligencia y fidelidad, quien
le dijo que él era el único heredero de la Mezquita de Córdoba, pero
que las cabezas de bueyes de la iglesia con sus ojeadas, cegándoles la
codicia, procurarían cambiar su nombre y destino, por lo que debería
tener mucho cuidado a la hora de su muerte, que para él sería la
hijuela. Que los negocios de las religiones nunca fueron informes
auténticos, y sí todo viento, igual que el que hay del testamento de la
zorra