jueves, 29 de mayo de 2014

FARZANA, MUJER LAPIDADA POR SU FAMILIA

Lapidada por enamorarse del hombre equivocado

Publicado 28-05-2014

La religión nos muestra, una vez más, que es el principal motivo por el que se cometen las peores atrocidades imaginables: la agencia Reuters informa que ha sido lapidada una mujer de 25 años en Pakistán por casarse con otro hombre diferente al que su familia había elegido para ella.

Farzana Iqbal estaba embarazada de tres meses y felizmente casada con Mohamad cuando el padre de ella denunció al marido de su hija por ‘secuestro’, alegando que la familia había elegido como esposo a otro hombre diferente con el que Farzana se había casado (más concretamente a su primo). Cuando el matrimonio acudió al Alto Tribunal de Lahore para defenderse de las acusaciones proferidas por el padre de ella, la familia de Farzana increpó a ambos y armados con palos y ladrillos de una obra cercana, la emprendieron a golpes con ellos y lapidaron a la joven hasta causarle severos traumatismos craneoencefálicos que más tarde le provocaron la muerte.

farzana-iqbalCuando las autoridades paquistaníes salieron del Alto Tribunal para poner orden en el tumulto que se había formado en la puerta encontraron muy malherida a la joven y fue entonces cuando sus familiares emprendieron la huida. El padre de Farzana pudo ser detenido en el momento y cuando se le sometió al interrogatorio posterior dijo: “maté a mi hija porque insultó a mi familia tras casarse con un hombre sin nuestro consentimiento y no tengo ningún remordimiento”. Terrorífico.

Los países que se encuentran bajo la sharia (ley islámica) son extremadamente rigurosos en el cumplimiento de las normas decretadas y sus fieles no dudan, como muestra el horrible asesinato de Farzana, en empuñar una piedra para lavar una ‘afrenta al honor’ como es que una hija no se case con el hombre que su familia le había impuesto. Según la Red para la Prevención de la Violencia de Honor cada día son asesinadas 13 mujeres en el mundo (5.000 al año) y aun así, la organización apunta que seguramente son muchas más debido a la dificultad para recabar información al respecto.

No son números, son mujeres que viven en sociedades que se rigen por normas arcaicas y anacrónicas, oprimidas ya no por sus familias sino por la Ley misma; según ésta son objetos que pasan a ser propiedad del padre hasta que se casan, que es cuando los maridos obtienen la potestad sobre ellas y sus cuerpos. Farzana no podía enamorarse del hombre equivocado y pagó con su vida el arrebato de hacer lo que su corazón le decía: la religión se ha vuelto a interponer al amor, una vez más, cobrándose la vida de dos víctimas inocentes, una madre y el futuro hijo que llevaba en su interior.


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