sábado, 8 de febrero de 2014

NOTA A LA APOLOGIA DE LOS ASNOS




NOTA A LA APOLOGIA DE LOS ASNOS

            Estamos en pie como las grullas, en estado de constante zozobra, y sabemos que en Política debe ser uno mentiroso y saber engañar a los votantes, lo cual es una verdad como un templo. El engaño y la mentira subsisten hoy en todo su esplendor tanto como los milagros, que yo no les he visto, pero viajeros hay que dicen que los han visto y convienen con ellos en maridaje de exvotos y reliquias. Hay en España muchas piedras romanas, románicas y góticas que son documentos para la historia. Como la chinita con la que se limpió el culo El Cid Campeador en San Pedro de Cardeña, en Burgos..

            Aquí es el Rebuznar. El ser humano habla Rebuznando, y la escuela y Universidad son cátedras de Jumentos. Las carreras todas son de perogrullada. La tosquedad en los modales y palabras, ordinariez y rusticidad nos son enseñadas en  escuelas privadas de Rebuznos. Hay políticos que confiesan que les guían las santas y los santos. Otros les hacen concejales o concejalas de honor del modo más solemne y circunspecto.¡Qué devoción, allá, muestra la gente Rebuznando un saetero con esfuerzo¡ Pián, pián, poco a poco, a paso lento los devotos y devotas piadosos claman con deseo, anhelo o instancia por el palo derecho de la virgen o del santo. Palo de santo o porra  de hostiero en recuerdo del guardián que guarda la viña, para quien picar  la bola de billar es decir con cierto arte que la cabeza de Villar debe ser pisada con la suela de la bota, o golpeada con la punta de la porra para hacerle ejecutar movimientos especiales de costado y de retroceso, de dolor, para creer en lo que no ve, y sentir la caña de la doctrina, que es lo verídico y lo bueno, atándoles con guadafiones o trabas que se ponen a los caballos y mulas para tenerles sujetos.

            La gente no necesita más que un cura, con sus ojos como platos, a quien no se le escapa una beata o beato que para él no son más que chupa aceites de las lámparas de la Iglesia,  un gurú, un político que vuelto al pueblo les hable de dios, la virgen y los santos Rebuznando, para que el pueblo en horrendos Rebuznos responda a su vez, como nos lo recuerda un autor francés refiriéndose a La Misa del Jumento o del Asno, que luego la Iglesia cambió por la Misa del Gallo, como hizo con todo, apropiándose de su propiedad intelectual. Pues ya sabemos que el brazo eclesiástico es brazo de gitano.

            La pila bautismal de san Pedro de Villanueva es una imitación de la piedra de los sacrificios de los antiguos aztecas, por ejemplo.

            La emulación, el ansia, la presura de elevar nuestros Rebuznos hasta el cielo, nos hace tomar como modelo a los Asnos milagreros  que Rebuznan y Rebuznan con esmero. Aquí las personas tenemos cuerpo de mujer o de hombre y pies de cabra, sino es imposible la piedad de tanta buena vieja y verdoncho viejo.
Los gobiernos de turno cubren o envuelven la política haciéndole un burujón. Todo lo meten en el mismo saco, tal es su contento, que al más indiferente cara culo o bobo de baba excita. Lo hemos visto con El Gamonal que bulle, empezando a mover lo que estaba en quietud y sosegado en una ciudad fantasma, museo de huesos y calaveras de atapuercanos de plástico. Sólo se escucha una Grupa, cierto toque militar de clarín para ensillar los caballos; y el Rebuznar de campanas  imitando a los Asnos con jactancia.

            El paisaje es grotesco, en adorno arquitectónico formado por quimeras, sabandijas y follajes, amontonados o entrelazados. Por los caminos y carreteras nos trasladamos de un punto a otro con máquinas giratorias o locomóviles, grulla trasera pasando a la delantera. Los caballos, este sí que es milagro,  en vez de relinchar despidiendo o exhibiendo su voz, cantan en gregoriano.

            Dicen y nos cuentan que un milagro sucedió en la Gruta del Gato en Benaojan, Málaga. Los del pueblo dicen que allí se había adorado al Asno. Allí daban una tabarra enorme los curas y charlatanes, sermoneando en tono pacífico y chancero, chapaleando la nervadura. Allí se cantó el “ dos a uno, tornarme he grullo! Allí se leyó en cantos de piedra “El canto del Cacique”:

                         A todos imito
                        Más no invento nada
                        Que las cosas que hago
                        Todas son cacicadas.

 “El canto al Poder”:

                        Si no le tienes
                        Bien le buscas
                        Si le tienes
                        Le buscas
                        Y le quieres

 “El canto del monaguillo”

                        Poco a poco, poco a poco
                        Me fui haciendo monaguillo
                        Y cuando salí de curita
                        Me hice pedófilo.

“El canto del padre espiritual”

                        Mi hocico divino
                        Mi rabo muy largo
                        Mis pelos muy grises
                        Me hicieron puto diablo.

            Aquí, en esta gruta,  se les apareció la Grulla, cierta constelación austral,  a unos pastorcillos granadinos que leían a García Lorca, que les animó y consoló de esta vida encrespada, y con mucho y muy malo oleaje. Ellos le pidieron tener en su presencia al Poeta, pero  en vez de esto, les anunció que:

-         Los Burros en vez de Rebuznar el Iiiiiii Aaaaaa, dirán Beeeee-ert-
-         El gruñido, ruido ronco y bajo que emite el puerco, el ser humano en manifestación de cólera o enfado, el perro, será música celestial.

-         Grumos de oro llama el escarabajo a sus hijos; así la beata llamará a su engendro feto de plata.


-         Gracias al grueso del ejército, la ley y el orden, el palo, la porra y la estaca . perderéis el derecho a reclamar la razón si perdéis a golpes la cabeza.

-         La Constitución está escrita con raíz tuberculosa.

-         Las ovejas, cabras y carneros en vez de balar Rebuznarán.


-         El Te Deum lo gritarán las grullas.

-         La Inquisición clamará en los buches de los Asnos del señor.

-         La Lascivia adornará  a las Burras protegidas por el padre Ganso.

-         Si queréis salvaros, tenéis que cantar cuarenta o cincuenta años la Canción del Misionero:

                                   ¡Ay, negrita¡ ¡Ay, negrita¡
                                   Que por el camino vas
                                   En rincones y entre ramas
                                   Mis redes construyendo están
                                   Para que vírgenes incautas
                                   Como tu, bobalicona
                                   En ellas vayan cayendo.

                                   Plantas sois en el Camino
                                   Para ser regadas por padre Tino
                                   Que os enseña: mira, tienta
                                   Olfatea, nena, maja
                                   El divino lagartijo y aprecia
                                   Levantando las dos piernas
                                   Las reliquias de esta buena nueva.

-Daniel de Cullá




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