EL TOTALITARISMO
CAPITALISTA
Cuando se habla
de totalitarismo se piensa inmediatamente a otros sistemas, no en el
capitalismo que es sin ninguna duda el más totalitario de los sistemas. Ha
conseguido extenderse por el mundo entero y no soporta ninguna competencia, no
la tiene, otros sistemas que con el se enfrenaron con otras ofertas diferentes
desaparecieron, como el soviético, hoy día a su hegemonía se le llama la
globalización y algunos sostienen que se trata del final de la historia.
Le llaman democracia
y no lo es, así se grita cada vez más por las calles de España, tienen razón,
la democracia no es más que una palabra hueca para justificar el totalitarismo
que vivimos. Lo que me importa aquí es saber como lo vivimos, durante muchos
años el capitalismo imperialista fue extendiéndose sin problemas, las
rebeliones del 68 no pusieron nunca en peligro este sistema, los jóvenes querían
un cambio de sociedad, los trabajadores no querían seguir siendo los explotados
que eran, pero todo fue acallado con la colaboración de los sindicatos y de los
partidos de izquierdas a los que no interesaba ningún cambio profundo.
Las diferentes
crisis que hubo a partir de los años 70 sirvieron para empezar a recortar
derechos adquiridos con las luchas populares, también para que la gente
interiorizara que si querían vivir de una manera decente tendrían que
integrarse en la sociedad capitalista, no cuestionarla, servirla y ofrecerla
los frutos de su trabajo, así se hizo y durante años no hubo protestas, después
llegó la crisis. Mucho se habla de este acontecimiento sin decir lo que empieza
a ser evidente, la crisis es algo ficticio, no existe, esta diseñada para
acabar con los derechos y ventajas ganados con las luchas populares, que las
sociedades llamadas democracias aun gozaban, se debía trabajar mas para ganar
menos, o no trabajar, los despidos son fuente de riqueza como antes lo fue el
trabajo, cada vez que se organiza una reducción de personal las acciones de la
sociedad incriminada vuelan hacia las alturas como alegres pajarillos, los
trabajadores se quedan en la calle.
La crisis ha
conseguido hacer callar toda protesta, toda reivindicación, hoy todo lo que se
pide es volver a un estado de cosas anterior, a un estado de bienestar que se
perdió votando a la derecha, los comentaristas se asombran de la docilidad con
que los pueblos del sur, los mas afectados, acogen lo que se les viene encima,
y esto, esta docilidad es lo que pone de manifiesto la esencia del estado
totalitario.
Durante los años
en que hemos vivido el final de las ideologías nos hemos acostumbrado a pensar
que la sociedad capitalista es lo único que existe, que integrados en ella lo
que debemos hacer es servirla para así gozar de las ventajas que nos ofrece,
hasta hace poco se creía que la historia iba hacia delante que los hijos vivirían
mejor que los padres y sin los esfuerzos que muchos tuvieron que hacer para
sacarlos adelante, los jóvenes estaban convencidos de que con algunos estudios
siempre encontrarían algún puesto de trabajo interesante, pues se acabó, y a
nivel europeo. Habíamos creído que la sociedad en que vivíamos era un largo río
tranquilo antes de darnos cuenta de que nos llevaba a un catarata, a un Niágara
y en esas estamos todos.
La Iglesia desde
su implantación gracias a Constantino fue un sistema totalitario, fuera de ella
no había salvación y los que no querían someterse eran eliminados, siempre
apoyaron a los que mandaban y contribuían a que la gente obedeciera a los
tiranos de turno, conseguían la obediencia de la población no solo con la
amenaza de las llamas, del infierno, de la hoguera, quizás estos métodos
hubieran perdido eficacia con el tiempo, pero tenían algo que les hacia
poderosos, el control de la mente de la población, la enseñanza religiosa era
su arma, por eso hacen todo lo posible por no perderla, hoy día vemos lo que
pasa, la deuda del PP con los obispos les lleva a introducirse en la enseñanza
y en nuestras mentes, llegaron hasta organizar la barbarie fascista para no
perder sus ventajas.
El control que la Iglesia ejerce sobre los que
siguen sus enseñanzas se base principalmente en la culpabilidad, poco a poco va
destilando la idea de que somos todos culpables, penitencia, penitencia, por
vosotros lo crucificaron, tampoco explican mucho que hemos hecho para que hace
2000 años crucificaran a un judío que luchaba contra los romanos, pero algo
habremos hecho y lo encontraremos con el examen de conciencia y la confesión,
sin saber tampoco porque todos nacemos culpables y este pecado original es
definitivo, solo la Iglesia puede liberarnos
de ir a las llamas, hay algunos que son mas pecadores que otros, mas
culpables, se trata de las mujeres, hijas de Eva deben someterse a la Iglesia y
a los hombres para redimirse de haber sido la perdición de la humanidad entera
y en todas las religiones y en todos los países se les hace pagar.
Hoy día la
Iglesia ya no es tan necesaria a los que nos gobiernan, se va quedando un tantito
obsoleta, hay otro totalitarismo moderno y que responde a los intereses
económicos de las clases dirigentes, se trata del capitalismo que ha conseguido
controlar nuestras mentes, nuestras vidas, ha impuesto su manera de ver la
historia, aun a costa de mistificarla, ha puesto a su servicio las élites
intelectuales y domina todos los medios de comunicación, nadie dice ni escribe
nada que pueda salirse de las normas del sistema. Esto ha conseguido que nadie
ponga en cuestión los sistemas capitalistas, han llegado a este resultado con
los mismos métodos totalitarios de la Iglesia, han conseguido que nos sintamos
culpables de todo, nos ofrecen los ejemplos de los que han triunfado, si no
somos capaces de llegar a algo es culpa nuestra no de un sistema que como todos
saben da oportunidades a todos, o eso debemos creer.
Nuestra
culpabilidad es interior, forma parte de nuestra educación, religiosa primero,
“demócrata” después, nos sentimos superfluos en un sistema que no nos necesita,
los viejos deben quitarse de en medio, son una carga para el estado, así se ha
dicho en el Japón sin que nadie proteste, se aparta de la sanidad publica a los
enfermos crónicos, no van a vivir a costa del Estado, se ha dicho, los parados
que se jodan, ya no sirven, en cuanto a los que no pueden estudiar peor para
ellos, así sabrán menos y no molestaran pidiendo lo que no se les dará, todo
esto nos lo repiten día tras día, no solo en este país sino en el mundo
maravilloso de la globalización, los niños deben trabajar en condiciones
infrahumanas, las mujeres también, si mueren no importa lo único que cuenta es
que produzcan y así tengan derecho a vivir los ricos son mas ricos los otros
nos hundimos en la resignación.
Todo esto lo
aceptamos, somos culpables de no haber sabido abrirnos camino en una sociedad
que nos ofrece tantas oportunidades, eso creemos, y esa culpabilidad lleva al
suicidio a los creen no servir ya para nada. Cuando vemos
desaparecer una manera de vivir con la que nos sentíamos satisfechos no sabemos
que hacer, protestamos, salimos a la calle, gritamos y mostramos nuestras manos
vacías agitándolas para que sepan que somos pacíficos, que lo único que
queremos es que se nos deje integrarnos en el sistema, no conocemos otro, los que protestan no son anti-sistema, eso es
el mayor insulto que se puede hacer al que proteste, no nos sentimos anti-sistema
solo queremos formar parte de un sistema que nos lleva al desastre, pero no
somos capaces de imaginar otro, y ese es el triunfo del totalitarismo
capitalista.
De este horror
económico nos será difícil salir, deberíamos empezar por recuperar la idea de
que somos personas y no entes desechables, pensar que otro mundo es posible
pero que tendremos que construirlo con nuestra lucha contra el totalitarismo,
utilicemos nuestra inteligencia, es la mejor arma de combate, el fin del
imperio capitalista no es una utopía, quizás este mas cerca de lo que creemos.
Milagros Riera
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