El derecho al aborto de Letizia
Beatriz Gimeno defiende que la interrupción del embarazo de la princesa no es un asunto íntimo sino político, dado que ha ejercido un derecho que tanto el Gobierno como la Iglesia católica niegan a las mujeres
Documento con fecha
martes, 07 de mayo de 2013.
Publicado el
viernes, 10 de mayo de 2013.
Autor: Beatriz Gimeno.Fuente: Pikara.
Autor: Beatriz Gimeno.Fuente: Pikara.
En estos
últimos tiempos se ha ido desmontando el tabú que existía en torno a los
miembros de la monarquía, y estamos leyendo casi todo sobre ellos y
ellas. De sus amantes, de su riqueza en Suiza, de sus limitaciones
intelectuales… Hace un par de meses salió un libro sobre Letizia Ortiz
e, inmediatamente, se hizo un pesado silencio propio de otras épocas.
Una periodista del corazón, Paloma Barrientos, fue despedida de su
programa por hacer alusión a él y ningún periódico de izquierdas hizo la
más mínima referencia al libro, ni a favor ni en contra, nada, como si
no existiera. Yo escribí un artículo –que es más o menos este- y ningún
diario me lo quiso publicar. ¿Por qué? Porque yo comentaba algo que se
dice en ese libro: que Letizia se sometió a un aborto legal en la
clínica Dator.
Después debatí
con amigas feministas sobre si estaban de acuerdo o no con que se
hiciera público este asunto. Lo primero es que yo no hago público el
asunto, sino que éste ya está publicado y que es así como yo me entero.
Lo segundo es preguntarse si es lícito insistir en este dato y colaborar
así a esa violación de la intimidad. En realidad, la intimidad de los
personajes públicos se viola todo el tiempo. Algunas cosas de la
intimidad son profundamente políticas, ¿no es así? Y más si eres
princesa de Asturias. Mi impresión, mi convicción más bien, es que el
aborto es, incluso para nosotras las mujeres, incluso para las
feministas, un tabú moral. Por eso hemos aceptado con tanta facilidad
eso de que el aborto es casi lo peor que le puede pasar a una mujer
(aunque deba ser legal) y por eso hemos aceptado con tantísima facilidad
lo del inexistente trauma post-aborto.
Según la
doctrina de la Iglesia, si la princesa Letizia ha abortado, significa
que está excomulgada, lo que supondría una ruptura en la confesionalidad
de la monarquía. Como es improbable que ocurra, se visualizará la doble
vara de medir de la Iglesia
Vaya por
delante que varias mujeres de mi familia más cercana y más querida han
abortado. Una de ellas, en pleno franquismo, lo tuvo que hacer sobre la
mesa de una cocina y con una especie de curandera terrible como
oficiante. Unos años después otras dos familiares muy cercanas se fueron
a Londres. Para la primera la experiencia fue terrorífica, jamás lo
olvidó y tampoco lo ocultó, nunca se sintió culpable de nada y, al
contrario, se hizo activista a favor del aborto, para que nadie más
tuviera que pasar por una experiencia semejante. Allí la única culpa era
la de un régimen que limitaba gravemente los derechos de todos, pero
también -más aún- de todas. Para mis otras dos familiares la experiencia
no fue tan terrible, pero fue humillante. ¿Por qué las mujeres europeas
tenían derechos básicos de los que ellas no podían disfrutar? Ellas dos
también son firmes partidarias del aborto y defienden que todas las
mujeres puedan acceder a un derecho al que ellas tuvieron acceso gracias
a que se lo pudieron pagar.
El aborto,
como la homosexualidad, no es una cuestión exclusivamente privada en
tanto no sean derechos plenamente garantizados. Cuando el aborto o la
homosexualidad sean derechos no discutidos, entonces no es que dichas
cuestiones vayan a ser sólo privadas, es que entonces a nadie le
importará nada saber quién hace qué porque no tendrá importancia. En
este momento, el Partido Popular quiere imponer, espoleado por el sostén
ideológico de la Iglesia católica, una ley de aborto que nos arrebata a
las mujeres derechos fundamentales. Esto no es un escarceo privado, es
una batalla pública. Así que de la misma manera que descubrir que un
político partidario de reprimir a los gays es gay él mismo no es una
cuestión privada, tampoco lo es leer en un libro que existen pruebas de
que Letizia ha abortado. Y no lo es porque ella hacía uso de una ley que
ahora nos quieren arrebatar a todas las mujeres y porque ella es parte
de una institución que se encuentra en connivencia absoluta con la
Iglesia católica, principal impulsora de este retroceso legal.
Si la
monarquía de este país no fuese confesional, si las creencias de sus
miembros fuesen particulares, entonces el hecho de que Letizia se
hubiese practicado un aborto sería una cuestión absolutamente privada,
así como el hecho de que asistiera o no a misa. Pero esta monarquía
nuestra es confesional y la Iglesia es enemiga de los derechos
fundamentales de las mujeres.
La Iglesia
mantiene una batalla terrible en todo el mundo por impedir que el aborto
se convierta en un derecho legal para las mujeres. Y lo que ocurre
cuando el aborto es ilegal es que pasa de ser un derecho garantizado a
todas las mujeres, a ser un derecho del que sólo disfrutan las ricas.
Las ricas abortan en todo el mundo en buenas condiciones, mientras que
las pobres mueren; las mujeres ricas se hacen dueñas de sus vidas y de
sus cuerpos, mientras que las pobres se juegan sus vidas para abortar, y
se la juegan no sólo materialmente, sino también social y
familiarmente, puesto que además de la salud se juegan la condena social
y el estigma, que pueden llegar a ser tan graves como la muerte según
en qué sociedad.
La Iglesia es
una institución fundamental en el mantenimiento de esta grave violación
de los derechos de las mujeres. Utiliza todos los medios políticos a su
alcance para que el aborto no se legalice y se pueda hacer en
condiciones de seguridad; y utiliza también todos los medios que puede
para que la condena social y el estigma sigan cayendo sobre quienes
desafían sus prohibiciones. Y veo que a veces nosotras mismas
colaboramos en el mantenimiento de ese estigma. ¿Y si ha abortado qué?
Restringir el
derecho al aborto sólo convierte a este en otro privilegio más del que
disfrutan las mujeres y las familias poderosas. ¿Alguien piensa que si
Letizia, o una mujer de su clase, dejaría de hacerlo sólo porque esté
prohibido?
¿Qué
importancia tiene que Letizia haya abortado? En primer lugar nosotras
consideramos que no ha hecho nada ilegal ni inmoral; sino que ha hecho
uso de una ley que vienen usando miles de mujeres con naturalidad hasta
ahora. Sin embargo, según la doctrina que viene dictando y aplicando la
Iglesia, si la princesa Letizia ha abortado, eso significa que está
excomulgada, es decir, que no puede asistir a ritos católicos. Eso, de
llevarse a cabo, podría suponer, de facto, una ruptura en la
confesionalidad de la institución monárquica. A lo mejor por esta vía se
abre paso la posibilidad de que la monarquía sea una institución laica y
que no sea obligatorio que todos sus miembros tengan que fingirse
católicos practicantes. La monarquía, mientras exista, es una
institución del Estado y, como tal, debería de ser laica,
independientemente de lo que hagan en su tiempo libre las personas
concretas que la ocupan (ir a misa o jugar al pádel).
Como no es
probable que esto ocurra, sino que lo más probable es que la Iglesia
eche mano de su tradicional hipocresía y alta tolerancia para los
pecados de los poderosos, por lo menos esto nos permitirá visualizar
ante la gente, que no es tonta, algo que de sobra sabemos pero que de
esta manera queda como ejemplo palmario: que la Iglesia tiene una vara
de medir para las mujeres pobres que abortan y otra muy distinta para
las mujeres poderosas.
Nos permite
también mostrar que muchas mujeres abortan, y que cuando se aborta en
buenas condiciones no es ningún drama como nos quieren hacer creer; que
muchas mujeres, de todas las clases sociales, recurren a él cuando lo
necesitan y después siguen con sus vidas tranquilamente. Contribuye
también a evidenciar lo que significan las restricciones a este derecho.
En este momento una mujer en El Salvador lucha por conseguir abortar a
un feto sin cerebro y que está poniendo en riesgo su propia vida.
Incluso la ONU ha intervenido en el asunto pidiendo que se le permita
someterse a ese aborto, la Iglesia se niega. ¿Alguien piensa que si
Letizia, o una mujer de su clase, quisiera o necesitara abortar hubiera
dejado de hacerlo sólo porque esté prohibido? No, las mejores clínicas
están siempre abiertas para ellas. Restringir el derecho al aborto sólo
convierte a este en un privilegio, otro más, del que disfrutan las
mujeres y las familias poderosas; y en un derecho, otro más, que nos
arrebatan a la inmensa mayoría de las mujeres, a todas las demás.
Que Letizia
haya abortado no debe callarse ni ocultarse, ella ocupa una
importantísima posición pública y ella es cómplice de la Iglesia
católica. Todo esto tiene que ser denunciado porque esta batalla es
demasiado importante para todas nosotras. El derecho al aborto, incluso
el derecho al aborto de Letizia, es uno de los principales derechos de
las mujeres, y destruir el tabú moral y de silencio que lo rodea es
también uno de nuestros principales objetivos. Así que defendamos con
fervor el derecho al aborto de Letizia y el de todas las mujeres.
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