Se reduce la ablación en Kenia con apoyo masculino
Cada vez son más los hombres que asumen un papel activo en promover un cambio cultural, señala el informe de UNFPA de 2012 “Acelerando el cambio”.
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lunes, 18 de febrero de 2013.
Publicado el
lunes, 18 de febrero de 2013.
Autor: Redacción.Fuente: Periodismo Humano.
Autor: Redacción.Fuente: Periodismo Humano.
“Las mujeres aquí son como una propiedad. Las circuncidamos y las casamos hasta de 10 años”, dijo Lekupe.
Él sabía que era cuestión de tiempo antes de que a su hija de 16 años tuviera que someterse a ese ritual contra su voluntad.
La mutilación genital femenina (MGF) implica la extirpación total o
parcial de los órganos sexuales externos de la mujer sin justificación
médica y por motivos culturales.
“Me rogó que la apoyara y la protegiera. Fue una decisión difícil, pero
accedí. La envié a Nairobi a vivir con un amigo”, recordó Lekupe.
Él pertenece a un grupo cada vez mayor de hombres de distintos grupos étnicos que practican esta mutilación y que empezaron a oponerse al ahora ilegalizado procedimiento en este país de África oriental.
El parlamento adoptó en 2010 la ley de Prohibición de la Mutilación Genital Femenina,
que prevé siete años de prisión para los infractores y hasta una multa
de 5.800 dólares, una suma enorme en este país donde el salario mensual
promedia los 250 dólares.
La combinación de esta ley y del cambio de actitud en la comunidad parece dar resultados.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Fondo de
Población de las Naciones Unidas (UNFPA) divulgaron el miércoles 6
datos actuales que muestran que disminuye la prevalencia de la MGF en el
continente y, en especial, en las generaciones más jóvenes de niñas.
Las agencias destacaron a Kenia como un ejemplo de reducción drástica
en la región, y dijeron que “las mujeres de entre 45 y 49 años tienen
tres veces más posibilidades de haber sido cortadas que las de 15 a 19″,
señala el comunicado.
“Este avance muestra que es posible terminar con la MGF”, subrayó el
director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake. “Podemos y debemos ponerle
fin para ayudar a millones de niñas y mujeres a llevar una vida más
sana”, añadió.
Cada vez son más los hombres que asumen un papel activo en promover un
cambio cultural, señala el informe de UNFPA de 2012 “Acelerando el
cambio”.
Además de padres como Lekupe que desean proteger a sus hijas, los
jóvenes en Kenia expresan públicamente su deseo de casarse con mujeres
que no hayan sido circuncidadas, según el informe. Un cambio
significativo en un país donde hay comunidades en las que la ablación
sigue siendo un requisito para el matrimonio.
Además, una veintena de líderes musulmanes declararon públicamente la lucha contra este procedimiento en 2011, según el UNFPA.
“Nos engañaron para que creamos que la MGF es una práctica del profeta
Mahoma y que sus seguidores deben respetarla”, dijo a esta agencia Abdi
Omar, padre de una hija en la localidad norteña de Garissa.
“Pero en todo el norte de Kenia hay líderes musulmanes que nos dicen
que no es así. ¿Por qué voy a apoyarla si no es una práctica del
profeta?”, preguntó.
Según Ibrahim Shabo, activista contra la MGF en la nororiental
localidad de Isiolo, la postura de los líderes musulmanes es
determinante para incidir en la población somalí asentada en Kenia,
entre la cual la prevalencia de esta práctica es de 98 por ciento.
En Isiolo, 285 kilómetros al norte de Nairobi, reside una comunidad pastoril conocida por su consistente uso de la ablación.
En Kapenguria, en el valle del Rift, el consejo local de ancianos se unió en 2011 al coro de voces contra la MGF mediante una declaración que convoca a abandonar esta práctica.
“Esta es una comunidad conocida por practicar formas extremadamente
brutales de la MGF”, dijo el líder comunitario Philipo Lotimari. Explicó
que incluyen abrir la vagina de la niña con un cuerno de vaca la
primera vez que tiene relaciones sexuales tras la ablación.
La posición de consejo, integrado solo por hombres, logró un cambio de
actitud, al enviar el “mensaje colectivo de que aprueba el matrimonio
con una niña que no esté circuncidada”, indicó Lotimari.
Sus hermanas más pequeñas no fueron mutiladas porque él quería que estudiaran y no que se casaran, explicó.
Pero no todos los hombres tienen motivos altruistas para oponerse a la ablación.
Omar, el padre residente en Garissa, dijo que los jóvenes de la región están en contra porque sienten que ellos también son “víctimas” de esta práctica.
“Si se la cose muy apretado no se puede penetrar ni disfrutar del sexo. Los matrimonios terminan por eso”, explicó.
El médico Salim Ali, especializado en salud reproductiva del norte de
Kenia, dijo: “Las relaciones sexuales (con mujeres mutiladas) son
incómodas y ella lo hacen por deber. Rara vez tienen un orgasmo y el
sexo se vuelve tedioso. Las que no fueron cortadas tienen sexo más
seguido y es disfrutable”.
Hay otros casos en que los hombres, cuyas esposas sufrieron
complicaciones en el parto, se ven obligados a pagar operaciones de
emergencia para salvarlas a ellas y a sus hijos, dijo la activista
Grace Gakii, quien trabajó en comunidades que practican la ablación como
la masái y la pokot.
“Tienen que vender su ganado para juntar dinero para la cirugía. Es un
problema pese al apego que sienten por la práctica”, explicó Gakii.
Si bien no todos los hombres que se oponen a la mutilación femenina son
aliados de las mujeres, su apoyo es fundamental para acelerar la
erradicación de esta práctica.
“Si más consejos de ancianos y jóvenes siguen demostrando su
apoyo a una sociedad sin MGF, Kenia avanzará hacia la tolerancia cero al respecto”, añadió la activista.
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