viernes, 29 de junio de 2012

LA GRAN ESTAFA

A sólo siete meses de la llegada al poder del gobierno del Partido Popular la situación económica en España no sólo ha empeorado, sino que ha empeorado hasta cotas muy preocupantes. Los que tanto prometían tener la fórmula para acabar con la crisis, y que repitieron hasta la saciedad, en época electoral, que ellos “arreglarían España”, no sólo no la están arreglando sino que la están destrozando; y van a degüello.
Los medios de información, siendo en su mayoría afines al partido en el poder, parecen no enterarse, y desinforman a los ciudadanos manipulando la percepción de la realidad, maquillando la verdad y mareando la perdiz con expresiones y circunloquios que pretenden dulcificar el significado de los acontecimientos, cuando éste es, realmente, de lo más agrio y amargo: el gobierno está fulminando a marchas forzadas, ya no sólo el Estado de bienestar (que todos sabemos que era muy relativo comparándonos con la mayoría de países europeos), sino también el Estado de Derecho.
Sería imposible enumerar todos los perjuicios de que somos víctimas los españoles en los últimos siete meses, se necesitaría no una columna de opinión, sino una tesis doctoral. Abaratamiento del despido, despido de miles de trabajadores públicos, incluidos médicos y personal sanitario, bajada de sueldos, gravísimo deterioro de la sanidad pública, corrosión inaceptable de la Educación (despido de profesores, derogación de contratos de interinidad, congelación indefinida de oposiciones…), copago en la sanidad, fulminación de la gratuidad en medicamentos para los pensionistas, destrucción de empleo y de numerosos servicios del ciudadano, como de protección al medio ambiente, o de asesoramiento laboral; subida de impuestos, amnistía fiscal para los defraudadores, incremento del precio de luz, agua, carburantes, Ibi, próxima subida de IVA en los productos y servicios de primera necesidad (es decir, el que afecta con mayor intensidad a los ciudadanos más vulnerables) … Y me pregunto, ¿cómo podremos pagar los españoles la inmensa deuda que estamos contrayendo con Europa, si la mayoría de españoles quedará en situación precaria?.
Pero estos perjuicios (que suponen, repito, una merma inaceptable del Estado de derecho y de los derechos humanos fundamentales) no suponen, probablemente, el mayor de los perjuicios. El mayor daño es el moral, la constatación de que la mentira se ha institucionalizado y se ha convertido en la herramienta perfecta con que el poder cierra nuestras bocas. Lo peor que nos están haciendo perder a los españoles es la confianza y la ilusión, porque estamos presenciando cómo están llevando a la sociedad española hacia muchas décadas atrás, hacia una España de unos pocos ricos y muchos “pobres”, cuya mayor pobreza es el desprecio más absoluto por parte del poder. Un desprecio tan descarado que el Presidente se niega, incluso, a comparecer en el debate sobre el estado de la nación para explicar a los españoles (que somos los que le pagamos) lo que está pasando.
Ante esta situación no hay más remedio que reaccionar, porque un país no pertenece a unos cuantos gobernantes sin escrúpulos, sino al pueblo. España es de los españoles, no del Partido Popular; los españoles somos los que pagamos, con nuestros impuestos, los servicios que recibimos, además de los muchos miles de políticos, gobernantes y demás chupatintas. Somos los españoles los que tenemos que poner veto a tanto desaguisado de bancos, políticos y demás estafas. Ante la falta de acción del resto de partidos políticos y sindicatos, se escuchan ya varias propuestas para solventar la situación y volver a un Estado verdaderamente democrático.
Una propuesta viene de Julio Anguita, quien ha abandonado su retiro ante la gravedad de la situación. Ha creado un Frente cívico, Proyecto Prometeo, que divulga una propuesta general para transformar el país hacia los cauces democráticos. Por otro lado, se escuchan voces que defienden que el único modo de acabar con esta situación, dado que las protestas y las manifestaciones sociales nada consiguen, es la de una Huelga General de carácter indefinido hasta que se convoquen nuevas Elecciones, dada la clara incompetencia del actual gobierno y la evidencia de que desprecia absolutamente los derechos ciudadanos, y se mueve con descaro sólo a favor de los intereses del capital, de la banca y los suyos propios.
Sea como fuere, lo que estamos constatando es que somos los propios ciudadanos los que tenemos que comprometernos con nuestra realidad e impulsar alguna acción para restituir los derechos humanos, los valores democráticos y los servicios básicos que nos están robando, que, repito, para eso los pagamos. Y porque, como decía Edmund Burke, todo lo que es necesario para el triunfo del mal es que los hombres de bien no hagan nada.
Coral Bravo es doctora en filologia

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