DON PONEFALTAS
Prosa poética o poema Nardino,
Compuesto con Nardo
O que participa de sus cualidades
Don Ponefaltas fue siempre, y es, el primero en luchar contra las
ETT’s (Empresas de Trabajo Temporal), esa Charda de Rodeo, o feria de
ganado, para ganar un puto sueldo, el primer indignado, el primero en el
15M, el primero en la huelga de ganaderos y de ganado, el primero en la
cuenca de las minas y a favor de los mineros. El tiene una A negra
marcada en el punto del capullo, y un corazón tricolor por los cuatro
costados, y sabe que la monarquía es sorna firme en oro de ley, oro de
lo que cagó el moro, y que a la policía, en sentido despectivo, se les
llama “rodeños”.
El es más fuerte que el segundo, y más
que el primero, gana al cuarto y quinto en la lista del Partido, y no
digamos al sexto, y qué bien aprieta al buen Asno que se esmera y que
trabaja como un esclavo, y les pide que no Rebuznen ni en la iglesia ni
en el campo, y no le cansa quebrar al primer y último jefe de sección o
negociado de peristas, que por falsete lamen el culo o As de Oros al
sodomita Jefe. Cuantas veces, madre mía ¡ un peso o una maza les has
puesto al rabo para que no Rebuznen estos Jumentos. Eres delicado, “un
caso de conciencia política y social”, con lágrimas cuando me decías de
las palizas que a tus ojos tu padre había sufrido en Capitanía al
gritar, saltando salterios, guardias y bandoleros, “Viva la República¡,
apretando las tabas, corriendo, y soltando un taco, regüeldo, eructo.
En tu duro trabajar por conseguir el pan, no has dejado negrero con
cabeza, y cuando has podido les ha inflado a hostia limpia, defendiendo
al débil, al obrero sangrado por los que en la fábrica o empresa se van
al río, y mienten y ocultan, y se apropian de algo sin dar parte “sin
astillar”, como lo fue en las piscinas municipales. Tu “Viva la
República¡” de diario, es un mazo o pesa en los rabos de los políticos
Asnos, y aun conveniente al hombre cuerdo y beatos del padre Rilo,
padre Pedo, borregos que en puntos de esta clase de la vida bien lo
fueron, ligeramente capados, como a ti te gustaría hacerlo, San
Silvela¡, Chitón, silencio¡ en uno, dos o tres Jumentos en muchos y
tiempos diferentes
y en climas variados bien diversos.
Con tu corazón inmenso asististe a tu madre y a los enfermos. Has
tenido mil y un trabajo y ahora estas en paro forzado ,como tantas
borregas y borregos, por culpa de tanto ladrón disimulado, “sanos de
Castilla” que no pueden o no saben como Aldobrando aturdir a las
cámaras, al senado, y sí tu, con tu rareza tan humana, que fuiste el
primero que has visto y experimentado que poniéndoles alguna piedra al
rabo de nuestros Asnos ya no pueden exhalar el menor eco, tan sólo el
hambre y el amor obligantes a Rebuznar a la Jumenta o al Jumento; y sin
meterte en honduras ni dibujos, porque al fin y al cabo la Política te
importa un bledo, pues con hambre o con amor sufrido quedo.
Ni los gritos ni las voces nos sacarán de la crisis y el fullero enredo
de la “sirla conocida” hampa de banqueros, vihuela de máquina de
fabricar dineros. Estamos perdiditos sin remedio¡, pues aunque por los
Job de turno probar
podemos el rescate que el hambre es lo que
obliga a Rebuznar a los Jumentos, véase que esta sospecha aunque justa
es puro yerro, que los políticos son por fuera prudentes, por dentro
fulleros, hurtando a sobaquito, deslizando la mano por debajo de los
güevos, y deciden cuáles Asnos merecen la palma o mayor precio, tirando
del sobre, poniendo cebo en tumba, casa de la banca, trabajando el
percal, moneda falsa extendiendo.
“Unga, unga”, amén,
si, no”. , dice Vilagomez, baratero de casa de plumeros, prosiguiendo: “
hay que hacer la vaca, reunir fondos con la tenacilla usada por los
“ratas de hotel”, ustití, que nos están vendiendo la castaña del paro y
el pluriempleo, troncando el sobre que contiene recortes de periódico
por nuestro dinero. Que no nos queda más que la nata, escoria de la
copulación del Euro, y este nuestro rey que hace más ruido que todas las
testas en Europa coronadas, y es muy fiero con los indefensos elefantes
muertos.
-Daniel de Cullá
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