jueves, 27 de agosto de 2009

DESDE MEXICO NUESTRO CORRESPONSAL NOS MANDA ESTE ARTÍCULO


En México, los sueños… sueños son

Pasa bastante con los emigrantes, son vejados, explotados, o expulsados de los países en los cuales buscar por medio de su sudor, ganarse la comida para su familia, y un futuro mejor para sus hijos. Pero (Nada más para dar un ejemplo) en la Ciudad de México (En todo el país son muy muchos más), en un país que no TENDRÍA que pedirle nada a nadie, por que tiene riquezas naturales y humanas para satisfacerse a si mimo de sobra. Pero resulta que no es necesario ir al extranjero para ser explotado, discriminado, vejado… y todo lo que le cuelga. Basta con ser mexicanos y jóvenes para experimentar, para saborear es maldito gusto amargo a frustración que conlleva a la humillación de sentirse tal y como los paisanos en el extranjero, AJENOS, de sobrar en su propia tierra, aunque se hayan preparado para no ser uno más, de no tener un lugar para si mismos, de darse cuenta que el mañana no existe (O es mucho peor que el hoy), de ser parte de LOS EXCLUIDOS.

Desde que se tiene uso de conciencia se sueña, la imaginación vuela y construye castillos en el aire, siempre se sueña con una vida mejor, con un futuro venturoso, la mayoría de las veces ganado con el sacrificio, primero del estudio, después del trabajo. Ser médica, o arquitecta, diseñador industrial, ingeniero aeronáutico, veterinaria, bióloga marina, experto en comunicaciones, sicólogo, matemática, historiador, arqueólogo, artista, socióloga, física, filósofo, tecnóloga, científico. Pondré todo de mi parte, haré realidad mis sueños, nada ni nadie me detendrá, todo depende de mí, ayudaré a mis padres que se habrán sacrificado para que yo llegue a dónde llegaré, serviré a mi país y a la humanidad, formaré una familia y les compraré una casa, guiaré a mis hijos por el camino que mis padres y mis superiores me han enseñado a caminar. Pero pasado el tiempo, el hermoso sueño se transforma en una terrible realidad, que más se parece a una pesadilla.

Cuando terminan la Escuela Media, entre 100 mil y 200 mil jóvenes son rechazados para su ingreso en la educación superior. No hay lugar para ellos, pasan a ser EXCLUIDOS, ¿Qué pueden hacer? ¿Construir un nuevo futuro? ¿Buscar empleo? ¿Dónde?, si hay millones buscando lo mismo antes que ellos y tampoco lo encuentran por que no lo hay. ¿Nadie es capaz de darse cuenta que todo se está haciendo mal? ¿Qué si no hay furo para nuestros jóvenes, no existe futuro para nuestro país? ¿Estaré bien yo pensando que nadie se da cuenta? ¿No será que SI HAY VARIOS que no solo se dan cuenta, sino que llevan a cabo un trabajo criminal que desemboca en este presente mexicano de 70 millones de pobres, entre ellos 30 millones por debajo del nivel de pobreza extrema? ¿No será que este terrible presente mexicano le conviene a la pequeña oligarquía mexicana, y más aún al asesino neoliberalismo internacional?

Los jóvenes, ante situaciones como las descriptas, se inconforman, como es lógico, es muy difícil, sino imposible, aceptar la humillación como una cosa normal. Este año, en Oaxaca, cuando se instalaron a las puertas de la Universidad Autónoma Benito Juárez, fueron apedreados por los “porros” (Grupos de choque existentes en muchas Escuelas y Universidades al mando de las autoridades), luego la policía entró en acción contra gente pacifica que solo protestaba con carteles y sus voces, atacándolos con gases lacrimógenos. El mensaje del poder es muy claro en esa entidad federativa: “aquí no hay lugar para ti, esta es tu realidad, eres una mierda, ¿Estudiaste?, ¿A mi que carajo me importa?, vete al infierno, tú, tus sueños, y todas las esperanzas que tenías”.

En la Ciudad de México (Lo que hace recordar que tenemos un país dentro de otro), los estudiantes rechazados se organizaron de otra forma, hicieron marchas, reuniones y trabajo de información en semáforos concurridos. Además recurrieron al extremo de la huelga de hambre. Fue un movimiento sui géneris, pues aunque su inconformidad se dirigía también a las instituciones de educación superior, se enfocaron principalmente al Gobierno Federal, acudieron en busca de solución a la Secretaría de Educación Pública. En estos movimientos, sean de lo que sean, cuanto más cuando son los rechazados quienes lo hacen, siempre son infiltrados por provocadores y agresores “profesionales”, pero ni este hecho logra opacar, lo justo de las demandas de los jóvenes por tener un lugar en la educación superior.

Lograron en el Distrito Federal acuerdos que son paliativos, en los que se ofrecieron sitios en la educación a distancia y en las universidades privadas (incorporadas), mediante becas, y un ingreso posterior a las instituciones públicas dependiente de su rendimiento académico. Pero es innegable que aquí hay una bomba de tiempo. Es evidente el contraste con Oaxaca, gobernado por trogloditas. Hay que hablar primero con ellos y entenderlos, en lugar de tirarles piedras, como en las tiras cómicas de Tarzán: ¡Gugah! ¡Criga! ¡Brundonlo! ¡Mato!

Pero mejor vayamos a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En una publicación reciente de esta organización (Education at Glance 2008) puede observarse que el porcentaje de personas entre 25 y 34 años que han logrado obtener educación en el nivel terciario (que incluye educación superior, especialidades y posgrado) es en nuestro país de 19, mientras en Canadá es de 55; Estados Unidos, 39; Japón, 54, y Corea 53. Esto indica claramente que México va por un lado y el mundo por otro. Es indiscutible el papel de la educación superior y la investigación científica y tecnológica en el desarrollo del mundo de hoy. Pero (Nada más que en la Ciudad de México), con las cifras más bajas de la OCDE, nos damos el lujo de excluir a casi 200 mil jóvenes de la educación superior, y se reducen, también ahora, las becas de posgrado que otorga el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Nuestro futuro se presenta así más que sombrío.

Por si fuera poco, la crisis económica, que las naciones con mayor potencial educativo comienzan a dejar atrás, se convierte en nuestro país en los próximos años en la certeza de recorte del gasto público. En las manos del gobierno panista, la educación superior pública se encuentra, quizá como nunca, en grave peligro.

Al Ejecutivo le importa muy poco la educación. Quienes han tomado en sus manos su defensa son, además de los universitarios, los legisladores. Se ha producido un cambio muy interesante en la composición de la Cámara de Diputados, que es en la que se aprueba el presupuesto. El partido del licenciado Felipe Calderón perdió curules en las pasadas elecciones. Esperemos que la nueva legislatura impida que se reduzca el presupuesto a las universidades públicas. Es imprescindible dotar al país de un potencial educativo para garantizar su desarrollo… y devolver a los jóvenes sus sueños, un país con una juventud con sus sueños frustrados, no debe ser nada mejor que un agujero negro.

< “Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes sólo necesitan saber a dónde van” >

(José Ingenieros - 1877-1925)

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