domingo, 1 de junio de 2008

CULLERA LAICA

La asociación laica rinde homenaje a Agustín CostaFue concejal del Ayuntamiento a finales del XIXLa Asociación Cullera Laica ha organizado un acto de homenaje al ilustre cullerense Agustín Costa Font (1858-1900), con motivo del 150 aniversario de su nacimiento. Agustín Costa Font fue abogado de profesión, y concejal del Ayuntamiento de Cullera en el último decenio del siglo XIX.Persona de fuertes convicciones republicanas, defendió los valores democráticos, la libertad, la igualdad, la justicia…

En 1886 fundó y presidió el Círculo Democrático de Cullera, centro que posteriormente se convertiría en el legendario Casino Republicano. Este centro llegó a acumular una importante biblioteca, cuyos volúmenes, al fundarse la biblioteca pública municipal en 1932, pasarían a formar parte de esta última.

El acto de homenaje tendrá lugar el domingo a las doce en el cementerio municipal. El acto consistirá en bienvenida y ofrenda popular de rosas, reseñas históricas de la época y vida de Agustín Costa Font, lectura de poemas de Lamberto Olivert, interpretación al violonchelo de El cant dels ocells y suelta de palomas.

Costa fue además un librepensador que quiso morir en conformidad con sus convicciones aconfesionales, por lo que cuando estaba a las puertas de la muerte, sus allegados impidieron que ningún sacerdote le suministrara la extremaunción.La iglesia reaccionó abriendo de inmediato un expediente, ordenando al Ayuntamiento que no se le diera sepultura en el cementerio por haber muerto fuera de la fe católica.
La familia compró un terreno junto al cementerio de Cullera para poder darle una sepultura digna. Posteriormente la familia donó el terreno al Ayuntamiento para que éste construyera allí el cementerio civil, del cual apenas queda algo más que su tumba… Al entierro de Agustín Costa, que fue escrupulosamente laico, asistieron miles de personas.

Costa dejó una marcada impronta. Prueba de ello es el poema que le dedicó Lamberto Olivert en 1902; las menciones a su nombre en la revista Sucrona más de 20 años después de su muerte; un homenaje en 1935 o la dedicatoria de una calle en 1923, aunque el franquismo cambió el nombre de la calle y borró su nombre.

Incluso en la época en la que el cementerio civil fue tapiado por la polución que se suponía que causaban los muertos no-católicos en lugar consagrado, cada Día de Difuntos el busto de su tumba amanecía con un clavel rojo en la solapa.

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