miércoles, 22 de julio de 2015

TRAFICO DE BEBES EN BARCELONA

Reportajes / Artículos
Investigan si una entidad ultracatólica de Barcelona intervino en dos mil adopciones irregulares

Niños robados: Tráfico de bebés en la Iglesia de la Concepción

Fecha: 12/01/2012 13:38 Texto: Ana María Pascual / Fotos: Sergi Reborero
La institución de Josep Figueras –Obra Familiar de Adopción– controlaba el embarazo, el parto y la entrega de los bebés. Y se lucraba con ello, pese a que revestía de evangelización cristiana su negocio. Los matrimonios que deseaban adoptar un recién nacido podían elegir entre niño o niña, pero antes debían acudir a unos cursillos de cristiandad, llamados ultreyas, integrados por buena parte de la burguesía catalana. Los bebés, casi siempre hijos de madres solteras, eran entregados el día de su bautizo en una conocida parroquia catalana.
Josep Figueras, el intermediario de las adopciones, sostiene a Luisa Sánchez durante su bautizo, celebrado el 27 de diciembre de 1969. Josep Figueras, el intermediario de las adopciones, sostiene a Luisa Sánchez durante su bautizo, celebrado el 27 de diciembre de 1969. Luisa ha encontrado un documento médico donde constaba el nombre de su madre biológica, pero está tachado
Hoy la parroquia de la Purísima Concepción, en pleno ensanche barcelonés, ofrece la posibilidad de celebrar cenas y actos privados en su claustro, pero en los años sesenta y setenta nada lúdico ocurría en ese templo. Fue, según las investigaciones de la Fiscalía de Barcelona, el epicentro de una supuesta trama de tráfico de bebés que podría afectar a unas dos mil personas en cuyas adopciones medió la Obra Familiar de Adopción Josep Figueras (OFA).
Poco se sabe de esa institución benéfica ultracatólica, ligada al Movimiento de Cursillos Cristianos; y menos de su líder, Josep Figueras Colet. Su esquela en el diario La Vanguardia, el 31 de diciembre de 1976, demuestra la estrecha vinculación de Figueras con la jerarquía eclesiástica. Es el obispo de Mallorca de la época, Teodoro de Úbeda, el que encabeza la lista de allegados al fallecido, seguido por dos religiosos de renombre, ambos representantes del Movimiento de Cursillos Cristianos: el mallorquín Bruno Morey y el catalán Francisco de Paula Sala.
La institución de Josep Figueras controlaba todo el proceso: acogía a las madres solteras en pisos o las enviaba a residencias de monjas; gestionaba la clínica donde esas mujeres daban a luz y arreglaba las adopciones. En Santes Creus (Tarragona), pueblo natal de Figueras, se comenta que de joven fue horchatero. Más tarde, regentó una farmacia en Barcelona. En 1958 ya pertenecía al Movimiento de Cursillos Cristianos, que surgió en 1944 en Mallorca y hoy está presente en 16 países.
En torno a esos cursos de evangelización se crearon grupos de influencia ultracatólica, conocidos como ultreyas (palabra que usaban como saludo los antiguos peregrinos de Santiago de Compostela). En Barcelona, la ultreya más influyente se llamaba Juan XXIII y estaba liderada por el sacerdote Francisco de Paula. La fiscalía cuenta con un listado de miembros de esa ultreya, que esta revista ha podido cotejar: la mayoría de los adeptos pertenecían a la alta burguesía catalana –conocidos abogados, empresarios, banqueros, y algún periodista famoso ya fallecido–. También pertenecían a ella Josep Figueras y su familia.
Lee el reportaje completo en el número en PDF de la revista interviú.

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