sábado, 7 de marzo de 2015

GRANDES ASESINOS BAJO LA LUNA, EL CONDE ROSSI


"Grandes asesinos fascistas . El Conde Rossi y los Dragones de la Muerte."
Un nombre odiado en las islas baleares, el del fascista italiano Arconovaldo Bonaccorsi, personifica la represión y la muerte de los aproximadamente 2000 asesinados sin causa ni delito. Enviado por Mussolini como vicecónsul, fue un verdadero genocida, que instauró un régimen de terror, vaciando las cárceles y fusilando a los prisioneros.
“El número de prisioneros que encontré a mi llegada se ha reducido (…) Se están realizando a diario labores para lograr una limpieza radical de personas y lugares infectos”.
Mensaje de Bonaccorsi al conde Ciano, yerno de Mussolini y hombre fuerte del régimen fascista.
Sus propios adictos han llegado a decir de Bonaccorsi que fue "un general de opereta", un fanfarrón, un cantamañanas con un incuestionable carisma. Algunas de sus acciones responden perfectamente a esa definición. Falso aristócrata, se hacía llamar “Conde Rossi” y dejó dos marcas postales personales, unos sellos de caucho que él mismo mandó confeccionar para su correspondencia privada. En ellos se autodenomina, “General Aldo Rossi”.
Pero ni conde, ni Rossi, ni general. Era sólo un aventurero al que le gustaba decir que “vivía peligrosamente”. Aunque jamás pasó ningún peligro en Mallorca, pues nadie le vio nunca en primera línea de ninguna batalla. Y sí, en cambio, lanzando exaltadas arengas desde la retaguardia y en compañía de numerosas bellezas mallorquinas, pues era un gran mujeriego, un “solemne putero” en palabras del francés Bernanos como lo describe en su obra “Los Cementerios bajo la Luna”, ya que la mayoría de las mujeres con quienes se le vió eran "profesionales del amor".
Bonaccorsi puso en marcha milicias fascistas, que se autodenominaron "Dragones de la Muerte", compuestas de jóvenes sanguinarios, la mayoría estudiantes de 18 a 20 años, dispuestos a todo con tal de hacerse un nombre. Pelados al cero y sometidos por su jefe a diferentes pruebas deportivas y gimnásticas, llevaron a cabo las represiones más crueles y sanguinarias a lo largo de toda la isla de Mallorca, que extendieron también a Ibiza y Formentera. Sobre sus conciencias recaen miles de asesinatos y cientos de violaciones, además de excesos sin cuento.
Bonaccorsi, vestido con el uniforme negro fascista, altas botas negras y una gran cruz blanca en el pecho, se adornaba con pistolas, granadas de mano, dagas, y cartucheras. Organizaba la represión y la presidía muchas veces desde un flamante deportivo rojo que se trajo de Italia. Los mallorquines, pocos de los cuales entendían el italiano, pronto aprendieron la consigna que repetía, una y otra vez, a grito pelado:
- “Tutti i Rossi fucilati! Fucilati súbito!” (“¡Todos los Rojos fusilados! ¡Inmediatamente!”).
Amigo de presidir desfiles cabalgando a la cabeza de las tropas y de los falangistas, Bonaccorsi se lanzó, con gran éxito, a la tarea de desarrollar de tal modo la Falange, que las Baleares se convirtieran en un feudo de la misma.
Arconovaldo Bonaccorsi, falso conde, falso general, pero todo un fascista. Sus ojos, su rostro, muestran claramente a un verdadero asesino psicópata.Cabeza visible de la represión, nadie le paró los pies a Bonaccorsi mientras fue útil. Pero no debemos perder de vista que, por muy sanguinario y siniestro que fuera, no dejaba de ser meramente un ejecutor. Los verdaderos culpables eran los que no se manchaban las manos de sangre: los terratenientes, las grandes fortunas y la jerarquía eclesiástica que dejaron que asesinaran impunemente a miles de inocentes.

No hay comentarios: