miércoles, 25 de septiembre de 2013

TORDESILLAS, CRUELDAD Y MUERTE

Tordesillas: Crueldad y muerte
El pasado viernes más de quince mil personas, entre las que me encontraba, participaron en una marcha de varios kilómetros en Madrid, desde la Plaza de Colón hasta la Plaza de España, clamando por la abolición de la barbarie del Toro de la Vega, contra la financiación pública del lobby taurino y contra el maltrato animal en general. Fue un acontecimiento histórico, porque nunca en España ninguna convocatoria contra el maltrato animal había sido tan multitudinaria.
Fui testigo presencial de la actitud indignada y convencida de muchos miles de españoles exigiendo el fin de la crueldad y la barbarie al que algunos siguen llamando estúpidamente “tradición”. Como una presentadora de la televisión pública, que haciendo gala de una notable y vergonzosa escasez de neuronas y de la más mínima sensibilidad hizo panegírico de la que llamó, sin vacilar, “fiesta ancestral que se celebra desde hace miles de años” lo cual, por otra parte, no es verdad. Por el contrario, yo pude percibir en miles de rostros, de todas las edades y de toda condición, la defensa apasionada del respeto a esos seres que, por ser de otra especie y por ser indefensos, son torturados y asesinados en nombre de esas tradiciones defendidas por aquellos que convierten a este país en un país de bárbaros y desalmados, adictos al dolor, la tortura, la agonía y la muerte.
Y digo yo, también ha sido tradición de muchos siglos, por parte de la Iglesia católica, quemar libros, o quemar animales, o directamente a personas en hogueras. Y, que yo sepa, a día de hoy se han superado, afortunadamente, tales brutales extravíos, aunque no tengo del todo claro si, de poder, aún se seguirían cometiendo esos crímenes que llamaban de “redención” o de “justicia divina”. Porque ya sabemos que el clero persigue febrilmente el pecado; y no hay mayor pecado para ellos que pensar y que aspirar a una sociedad justa, solidaria, ética y fraternal. El maltrato animal, como también el maltrato humano, forma y ha formado siempre parte intrínseca de su ideario. De hecho, para quien no lo sepa, el origen de estas salvajadas sangrientas, que se reparten a lo largo y ancho de nuestra geografía, se remonta a festejos y sacrificios cristianos y católicos en loor a supuestos santos o vírgenes.
Sea como sea, y a pesar de numerosísimas manifestaciones, firmas, iniciativas populares y voces contra el siniestro “torneo” de Tordesillas, el martes pasado, día 17 de septiembre, se persiguió, se acosó, se acorraló, se humilló, se torturó y se asesinó a Vulcano, el reo penitente de tamaño disparate. Tenía su sentencia de muerte firmada, como los fusilados del franquismo. Una turba de energúmenos insensibles y salvajes se divertía mientras lanceaban y acribillaban sin piedad al desventurado animal.
El pasado día quince, en un intento desesperado por frenar esta tropelía, cientos de profesores universitarios, a instancias de AIUDA (Asociación Interuniversitaria para la Defensa de los Animales) firmaban un manifiesto en el que expresan su rotundo desacuerdo ante ese “torneo” en el que el entretenimiento de algunos supone el miedo, el dolor, la angustia y la muerte de una vida inocente. Y exponen que “Existe un movimiento social en defensa de los animales que, de manera cada vez más masiva, se moviliza para acabar con injusticias y crueldades cometidas en muchos ámbitos contra los animales, como el Toro de la Vega. Los y las abajo firmantes manifestamos nuestro apoyo a este movimiento en defensa de los animales y nuestra esperanza y convicción de que antes o después éste conseguirá un cambio en la forma en la que son considerados los animales en nuestra sociedad.” ()
El miércoles 18 el Partido Animalista PACMA, por su parte, entregó en el Congreso 85.000 firmas contra el Toro de la Vega. Y, a instancias de una proposición no de ley de Izquierda Plural (IU, UCV, CHA), la Comisión de Medio Ambiente del Congreso de los Diputados debatirá próximamente sobre los mecanismos y actuaciones que eviten situaciones y “tradiciones” que promuevan el sufrimiento y el maltrato animal. Es decir, es la “extrema izquierda” (según la terminología que suele usar la derecha española) el único sector del espectro político que muestra, en este asunto, sentido común y piedad ante la crueldad contra los seres indefensos. Ya sabemos que la derecha está demasiado ocupada llenando sus bolsillos y propagando, nuevamente, esa sinrazón y esa indefensión, y que el PSOE les sigue a la zaga.
¿Dónde están esos políticos que nos prometen en sus discursos manidos, a cambio de nuestros votos, un país moderno, democrático, solidario y avanzado? ¿Dónde están esos charlatanes que nos venden en sus arengas, a cambio de nuestros dineros, su hipócrita y arpía moral? Decía Leonardo Da Vinci que “el que no valora la vida no se la merece” y decía que “llegará el día en que la cordura impere y se considere, como yo considero, el asesinato de animales igual que el asesinato de hombres”. Ese día aún no ha llegado ni a Tordesillas ni a este país adicto a la sangre, donde se sigue torturando y haciendo apología, fiesta y tétrica chirigota del dolor y de la muerte. Será que algunos nos llevan siglos hablando de la vida como “un valle de lágrimas”.
Coral Bravo es Doctora en Filología
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