Las mujeres turcas también protestan contra el patriarcado
Con distintas procedencias y con una diversidad de ideales y valores, las mujeres del movimiento Ocupa Gezi expresaron un deseo común: luchar contra el trasfondo de valores patriarcales profundamente arraigados en la sociedad turca y reclamar la autonomia
Documento con fecha
domingo, 28 de julio de 2013.
Publicado el
domingo, 28 de julio de 2013.
Autor: Ariam Frezghi.Fuente: Periodismo Humano.
Autor: Ariam Frezghi.Fuente: Periodismo Humano.
Entre los muchos asuntos que motivaron las protestas en el ahora
emblemático parque Gezi de Estambul, se destacan los reclamos
particulares de las mujeres.
Las demandas ahora giran en torno a un proyecto de ley propuesto por el
Ministerio de Salud para exigir a las farmacias que solo vendan el
anticonceptivo oral conocido como la “píldora del día después” a las
personas que presenten receta médica, una práctica poco común en este
país para la mayoría de medicamentos que se venden al público.
El gobierno del conservador Partido por la Justicia y el Desarrollo
(AKP) alienta a las mujeres a tener por lo menos tres hijos para
mantener el crecimiento de la población.
Organizaciones feministas arguyen que la iniciativa forma parte de un
intento del gobierno de imponer valores tradicionales sobre su estilo de
vida y que no hará más que reforzar el estereotipo de mujer turca
“ideal”, al tiempo que estigmatizará a quienes se alejen de esa imagen.
“No puedo pedirle receta al médico de familia porque es un asunto reservado”, se lamentó Merve Kosar, de 26 años.
En Turquía, la mayoría de los medicamentos se pueden comprar
directamente en la farmacia y sin receta. Pero la obligación de contar
con una prescripción del médico de familia, quien puede informar a los
parientes, supone una presión mayor sobre las mujeres para que se
ajusten a las costumbres conservadoras.
A las mujeres como Kosar, que a conciencia deciden mantener relaciones
sexuales antes del matrimonio, les preocupa tener menos opciones para
evitar embarazos no deseados.
Casi 34 por ciento de las mujeres consultadas para la Encuesta de
Demografía y Salud de 2008, que habían estado casadas o lo estaban al
momento del sondeo, dijeron usar la píldora del día después como
anticonceptivo.
Pero hay grandes posibilidades de que el parlamento apruebe el proyecto
este año dentro de un paquete más amplio de reformas. Preocupadas por
esto, las organizaciones de mujeres sostienen que el solo anuncio ya
desalentará la demanda en las farmacias.
El diario Hurriyet Daily News citó un comunicado del Ministerio de
Salud que decía: “Las hormonas de crecimiento, los antibióticos, los
antidepresivos y los antihistamínicos” deben venderse con receta médica
para disminuir su uso incorrecto”.
Según Zerrin Guker, un farmacéutico del barrio comercial de Karakoy,
que vende entre 15 y 20 cajas mensuales de la píldora del día después,
algunas clientas la usan mal, pues la compran varias veces por semana,
lo que puede tener efectos secundarios en el plano hormonal.
Elif, una manifestante de 27 años que no quiso dar su apellido por
temor a represalias, contó que una vez tuvo coágulos y náuseas después
de usar ese método de emergencia. Pero igual cree en el derecho de las
mujeres a decidir, y opinó que la iniciativa para limitar su venta libre
se propone impedir que las mujeres solteras tengan relaciones sexuales.
“A la mayoría de las mujeres les da vergüenza comprar tampones u otros
productos femeninos”, dijo , y añadió que la vergüenza está arraigada en
la sociedad.
La prolongada lucha por revertir esas actitudes lentamente muestra
resultados. Desaparece de a poco, por ejemplo, el ideal de abstinencia
hasta el matrimonio, y las mujeres denuncian problemas con los hombres,
como acoso e insultos sexistas, práctica que infiltró al propio
movimiento Ocupa Gezi.
Unas 100 mujeres se reunieron este mes en el parque Yogurtçu, en el
distrito de Kadikoy, para compartir experiencias vividas en Gezi.
Una manifestante contó que una noche un borracho la tomó del trasero y
que quienes presenciaron la escena lo justificaron porque estaba
alcoholizado.
Otra mujer leyó una lista de quejas contra el AKP, entre las que se
destacan los intentos por deshacerse de los vestidos cortos, prohibir
los abortos y “mantener a las mujeres en casa”.
Hace un año, el primer ministro Recep Tayyip Erdogan pidió mayores
restricciones en materia de salud reproductiva mediante un proyecto de
ley que redujera el plazo para interrumpir los embarazos de entre 10 y
ocho semanas.
“No hay diferencia entre matar al feto en el útero materno o a una
persona después de su nacimiento”, dijo Erdogan el año pasado frente a
un grupo de mujeres dirigentes en Ankara.
Sus comentarios enojaron a mucha gente. Entre 3.000 y 4.000
manifestantes, la mayoría mujeres, marcharon en junio contra el proyecto
de prohibición del aborto en Kadikoy, con pancartas donde se podía
leer: “Es mi cuerpo, ¿quién eres tú?”.
Cuando se legalizó la interrupción del embarazo en 1983, la Encuesta de
Demografía y Salud concluyó que 37 por ciento de las mujeres casadas
consultadas se habían practicado por lo menos un aborto. En 2008 se
registraron más de 14 cada 1.000 mujeres.
Todavía no hubo una fuerte respuesta popular al anuncio de limitar la
venta de los anticonceptivos de emergencia, pero muchos creen que
terminará por avivar las tensiones que se vienen gestando desde hace
años.
Ayse Dunkan, periodista y activista, cree que la protesta crecerá y que
habrá más gente que se rebele contra “el concepto conservador de que
las mujeres deben quedarse en casa y criar a sus hijos”.
Ese ideal hizo que Turquía sea el segundo país con mayor crecimiento poblacional, detrás de China.
Selime Buyukgoze, voluntaria de Mor Cati, una red de mujeres
maltratadas con sede en Estambul, calificó la propuesta de
“problemática”, pues la píldora del día después debe tomarse dentro de
las 72 horas posteriores a haber mantenido relaciones sexuales sin
protección, y muy pocas podrán ver a su médico en ese breve lapso.
Pero al igual que muchas mujeres, ella teme que los médicos rompan la
confianza entre médico y paciente informando a otros miembros de la
familia.
Ahmet Kaya, médico de familia que atiende a unas 150 personas por
semana, criticó esa opinión. “Si la paciente no quiere que se informe a
los parientes, no le corresponde al profesional tomar esa decisión”,
dijo.
Por ahora, las farmacias siguen vendiendo la píldora del día después sin pedir receta médica.
mujer Gezi Park Turquía
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