martes, 15 de enero de 2013

ISLANDIA SOLUCIONÓ SU CRISIS

Coral Bravo
Coral Bravo
Retazos
La solución a la crisis
“El lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios”, decía Séneca hace más de dos mil años. Y, como la verdad a algunos no les interesa, se promueve, desde los ámbitos de intereses oscuros, el eufemismo, la confusión y la narración de la realidad de manera laberíntica, con el fin de confundir al ciudadano medio y desorientar su opinión, sus creencias y su conciencia. La “crisis” actual es uno de esos casos en que se ha dificultado la comprensión de la verdad, que es bien simple, con el fin de desinformar a los ciudadanos y mantenerles alejados de la comprensión real del proceso neoliberal, que, como bien sabemos, ha derivado en una situación dramática, caótica e insostenible para los españoles.
Un dato muy significativo que refrenda esta reflexión es el veto a la información que se ha mantenido en los medios españoles sobre la situación en Islandia, el único país europeo que solucionó pronto y bien su crisis financiera, y que no sólo la está superando, sino que ha triplicado en 2012 su crecimiento económico. Y todo ello ha ocurrido gracias a la revuelta de los ciudadanos islandeses en 2008, silenciada en el resto de Europa para evitar que se tomara como precedente; y gracias a la cual el pueblo islandés acabó con un gobierno corrupto, decidió no rescatar a los bancos, sino declararlos en bancarrota, encerró a los responsables del desastre financiero en la cárcel y redactó una nueva Constitución más justa y acorde con los intereses ciudadanos.
Pues bien, la justicia islandesa ha empezado el año emitiendo ya las primeras sentencias contra los acusados responsables de generar el desastre financiero. Un tribunal de Reykiavik ha condenado a nueve meses de prisión a los dos máximos responsables del banco Glitnir, uno de los tres grandes bancos cuya intervención provocó la crisis financiera. El pasado mes de abril ya fue juzgado y sentenciado el ex primer ministro islandés, Geir Haarde, y, aunque fue exculpado por el tribunal especial que le juzgó de varias acusaciones, fue condenado por haber violado la Ley al no convocar reuniones del Consejo de Ministros para analizar y solventar la situación.
El actual Primer Ministro, Olafur Ragnar Grimsson, convocó dos referendos para que los islandeses eligieran mantener o no la Ley que permitía rescatar las pérdidas de los bancos. Permitió, en definitiva, a los ciudadanos que decidieran su futuro al respecto, y no se sometió a las demandas financieras de la Europa neoliberal. Y los ciudadanos decidieron democráticamente no rescatarlos. Todo un ejemplo a seguir.
Grimsson, respondiendo a diversas cuestiones en una entrevista de la Televisión pública islandesa, resumió, con varias afirmaciones, las actuaciones que han llevado a su país a salir de la crisis y a recuperar su dignidad democrática:
-       “La lección, en mi opinión, cualquiera que sea el país, si quiere salir de una crisis financiera profunda, es que se tiene que hacer también mediante el fortalecimiento de la voluntad democrática y la cohesión social del pueblo”
-       “¿Por qué Islandia está saliendo de la crisis antes que muchos otros países? Porque nosotros dejamos que los bancos quebraran. No les inyectamos dinero del erario público”
-       “La alternativa era simple: por un lado estaba la voluntad democrática de la población, y por otro las demandas financieras de otros países extranjeros y el mercado europeo. Y mi conclusión fue que nuestra democracia es algo mucho más importante que el mercado financiero”
-       “La gente no tiene por qué pagar las locuras de la banca y de los financieros”
Comparar estas afirmaciones y esta manera de actuar de los islandeses con lo que a día de hoy está ocurriendo en España es comparar el sur con el norte, o los truenos con el sol. Tenemos un gobierno que no es socialista, como lo es Grimsson, sino neoliberal, es decir, adepto acérrimo y descarado a la corriente ideológica que, precisamente, generó y desarolló la grave crisis que vivimos.
Un gobierno que está sangrando al pueblo, que le está robando directamente, que le está criminalizando y llevando a cotas insospechadas y críticas de pobreza y desesperación; que está pasando el dinero público a manos privadas. Un gobierno que está deshaciendo la democracia y llevando al país a una nueva y solapada dictadura.
España no es Islandia, dirán algunos, y es evidente. En Islandia han juzgado y condenado a políticos y banqueros corruptos, y en España, una vez institucionalizada la más descarada corrupción, se está condenando, sin juicio ni posibilidad de defensa, a todo el pueblo español. Que no nos hablen más de crisis, que sabemos que la inventaron los mismos que la erigen como excusa para demoler nuestro Estado de Derecho y nuestra maltrecha democracia.
Repito la fórmula, para que quede bien clara: acabar con la corrupción política, juzgar a los corruptos responsables de la debacle financiera, no rescatar a los bancos, destinar el dinero público a lo público, fortalecer los demolidos pilares democráticos y reformar, si fuera el caso, los defectos antidemocráticos de la Constitución. Resumiendo aún más: la crisis se acaba haciendo democracia. Así de simple y así de fácil. Porque a veces la síntesis y la claridad son absolutamente necesarias.
Coral Bravo es Doctora en Filología
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