Rouco, el Papa y el negocio del odio
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Cristofascistas, Kiko Arguelles, Misa de las Familias, Partido Popular, Rouco Varela
Por supuesto, para tamaña empresa, esa máquina de odiar que es Rouco Varela ha contado con su creación más cristofascistamente estelar: el fundador del Camino Neocatecumenal, Kiko Argüello, popularmente los Kikos. A semejante verbena del odio, la homofóbia y la misoginia, tampoco ha faltado el Papa con pasado nazi, Benedicto XVI. Desde una pantalla ha repetido en directo su absurda matraca de que los gays, los enfermos terminales y las mujeres que se ven en la desgraciada tesitura de tener que abortar son el peligro real para la paz, incluso para el fin del mundo (que si no lo controlan ellos pierden mucho caché y queda pobretón, como Maya), y no sus ventas de armas desde el Vaticano o su inacabable cantera de pederastas violaniños.
En el hilarante monólogo que ha presentado Rouco para esta nueva cita humorística (se ha echado de menos a Eva Hache presentando al monologuista con algún campechano “es más divertido que ir a misa de 7 con un tripi y vestido de monaguillo provocadorrr”), ha decidido contraponer la infancia y vida de Cristo frente a “los nuevos modelos de familia que están destruyendo el mundo”. No he podido evitar pensar que su guionista ha patinado un poco poniendo como ejemplo de familia no alternativa a Cristo que, al fin y al cabo, era hijo de una paloma a la que anunciaban ángeles cotillas que iban cascando los alumbramientos de unas y otras (un contertulio gay, vamos) que fecundó a una mujer virgen porque esta se negaba a copular con hombres que dan asco y son “superordinarios” (un tanto piji-lésbico el dato). Encima, su padre adoptivo se dedicaba al bricolaje, la restauración o interiorismo —carpintero se llamaba entonces— y tampoco fornicó con mujer alguna, vamos un referente nada gay… así iba luego el hijo multiplicando vino para saciar las parrandas de sus 12 amigotes íntimos que vestían con túnicas, dormían juntos, discutían fenómenos paranormales o una sociedad alternativa, jamás iban con mujeres y se daban besos hasta para traicionar… ¡eso es un perroflauta gay de toda la vida!
Pero el negocio es el negocio. Porque sólo había que seguir la magnifica cobertura que ha hecho la revista Mongolia en directo desde la Misa de la Familia en Madrid para entender el por qué de todo este tinglado:
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