VALENCIA
Un Maestro tordo enseñaba a sus tordillos
Que la Vida les haría hablar, participar y protestar
Andando sueltos por el patio
Y las calles de afuera creyendo en Libertad
Con otros tordillos por el celo.
Un día vieron y sintieron, ¡vaya que sintieron¡
Que los quebrantahuesos en redada
Se las hacían pasar muy putas por cantar y gritar
Golpeándoles y descalabrándoles a porrazos
Como el aguilucho del César enano
Y aquel pajarraco de estraperlo inquisitorial.
Los quebrantahuesos retorciéndoles las cabezas
Les metían en costal, y la gente decía:
-Oh, que gran mal torcer cabecitas,
Golpear con saña y mala leche y meter en costal¡
Los tordillos perniquebrados miraban con miedo decretado
A los leñeros pajarracos carroñeros
Y no pudiendo casi ver por la sangre, les preguntaban:
¿Por qué hacéis esto?
Diciendo:
-La hija de bueno, lo conseguirá por palo
Y ordenado tentetieso , “Que no valéis ni para putas”.
Tales porrazos en la cabeza, tales patadas en el cuerpo,
Tales llaves practicadas con mucha autoría,
A los tordillos indefensos les dejó con el culo al aire
Ocurriendo lo de antaño
Como así les gusta a los Amos azotar.
-Daniel de Cullá
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