jueves, 26 de enero de 2012

ESPERPENTOS ESPAÑOLES, LA PRINCESA DE EBOLI Y LOS PUERROS


VIAGRA PARA LOS PUERROS

Estamos en los Huertos de Ocio de Don Ponce en Capiscol, Burgos, donde dos de sus hortelanos, Monsanto y Dioxido, se preparan a un duro combate convenido entre los dos de cuál de sus floretes, cheira ropera, pistola de mear, esgrimirá mejor, a cual más eréctil quede, consiguiendo el nombramiento de “Princesa de Eboli, bella pero tuerta, que perdió un ojo, el derecho, en combate de esgrima; aunque las malas lenguas dicen que su ojo fue dañado por la punta del florete ( ¿recordáis aquello de Zorrilla “Ay, don Juan ,don Juan, la puntita nada más” ?) manejado por un paje durante su infancia, y su otro ojo, fruta apetecida por nobles y por reyes, que se cuenta que esta doña Ana de Mendoza, hija de una de las familias castellanas más poderosas fue obligada a casar a los doce años con el pedófilo Ruy Gómez, por orden de Felipe II, que ya había gustado de ese higo, cuando se llamaba Felipe a secas.

¿Cuál de los dos perderá el ojo, el tercer ojo? Porque el premio es penetrar al contario por el ano, no sin antes, tomar la Viagra de 50 mg para saber a qué saben estas pastillas y su efecto erectilario. Se toman dos pastillas, una cada uno, se acaloran, y antes de cruzar los floretes, se ven corridos como manto sevillano, que por eso dicen los demás hortelanos y hortelanas: “Corrido te veas como en el don Ponce aViagrado”.

El uno decía: - A mi no me ha hecho nada la Viagra. Tan sólo me ha acalorado y he sentido calenturienta la cabeza. Pero lo que es engordarme el florete na de na.

Y el otro: - pues a mí, que soy un prostatado, lo único que me ha hecho es encogermela más, y correrme en los adentros.

-¿Hay quien quiera una viagra a 15 euros, a 10, a 5? Gritábamos los dos, y de esta manera íbamos bajando hasta 5, más nadie compró. Por eso, hastiados, y habiendo redactado un escrito de denuncia al Laboratorio viagrero, escrito en la oficina de los huertos, decidimos tratar a la viagra como fertilizante y las echamos a los puerros. Seis pastillas, seis, para ver si les dan vida y crecen más eréctiles y gruesos que los nuestros.

Viendo a una hortelana agachada recogiendo berzas, la dijimos que si uno de los dos le podíamos dar un beso, respondiendo ella, dándose unas palmaditas en la nalga derecha por detrás, “dadle a mi burra, que os le dará primero”. Monsanto, que estaba colado por ella, aprovecho y, levantándole la falda, le implantó el puerro. Un puerro lacio y huero. Pero ella le halló bueno, quizás agradeció la gracia, pero no el puerro, y al preguntarle las demás compañeras que qué había hecho, que tenía un lustre que daba envidia, ella les dijo que por un puerro; diciendo las otras:
- Dadnos hartas de esos puerros.

Más tarde comprobamos, al recoger los puerros, y, preparados, comerlos, que este abono fertilizante de viagra no es ni agronómico ni bélico. Que nos pasó como al hidalgo de Salamanca, que salía de noche con postura de galas con plumajes, y se llamaba don Diego de Día, quedando el dicho de “Diego Velázquez me llamo de día, y de noche fantasía”.

-Daniel de Cullá

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