domingo, 7 de agosto de 2011


Gang Bang de Mefisto Hipérbaton

Estamos en Las Cuevas de Luis Candelas. El camarero es muy servicial y me dice: - mire esos jóvenes que están jugando al to-ta, so-sa, cho-cha son alumnos de la Universidad.

Estoy sentado al lado de Sancho Panza. En un rincón se encuentra Don Quijote como participio absoluto, quien se resuelve por una oración adverbial de tiempo; así: “Terminado este asunto ( se está haciendo una paja sobre la foto de Dulcinea del Toboso), trataremos el otro”,

A lo que Sancho responde dirigiéndose a mi:

- El otro asunto se refiere a este cuento:

Que un tal Mefisto Hipérbaton viene en viaje montado en la parda mula del guarro del Cid, tan trotona como falsa, que diría Eugenio Tapia, a la Península de Tonga, donde San Cook visitó al rey Fatafehi Paulah, Viejo corpulento y muy fornido, rey autoproclamado en desvirgador por la gracia de dios y de su pueblo, pues desde pequeño tuvo un sueño profético que, más tarde, cumpliría, y que era que no se acostaría con la misma mujer más que una sola vez. ¡Simpático el majara¡ Y cuenta su santoral particular que pasaron por su trono 10 hembras por día, llegando a calcularse unas 37.900, que por eso San Cook le dio a conocer como “El Amante más ocupado”.

Queriéndole imitar, la Historia nos lo cuenta, le siguieron el rey San Jorge IV (1762-1830)—¡7.000 Aspirantes a reina

El rey San Eduardo VII (1841-1910)— ¡7.800 Amiguitas de corte¡


El rey Ibn-Saud (1880-1953)— ¡20.000 Sumisas reales¡


Desde los 11 hasta su muerte, con 72 años, el monarca árabe mantuvo relaciones sexuales con tres hembras cada noche, exceptuando las noches de batallas. Usando el mismo método de cómputo conyugal que Brigitte Bardot. Ibn-Saud habría tenido un total de 20.000 rolletes a lo largo de su vida. De tan prolífica vida mística surgió la ya famosa máxima monarcal y monacal “¡que bueno es ser rey o abad!”

- Oye, calla y escucha, le digo a Sancho.

Vuelto hacia nosotros Don Quijote nos recita con su demente voz:

· Palomas de los valles, prestadme vuestro arrullo.

Prestadme, claras fuentes, vuestro gentil rumor” (Zorrilla)

Vuelto a sentarse e imitando a Iriarte, Don Quixote, como más le gustaba le nombrasen, se puso a dar conversación a un abanico y a un manguito, un paraguas y un quitasol.

Prosiguiendo Sancho:

- Sí, amigo, un tal Mefisto Hipérbaton nos llega a la Península de Tonga, en el más acertado Gang-Bang de libro, a combatir la máxima de: “ La Razón, en la plaza; la religión, en la cuadra” Y sobre el ara de su altar irán pasando por la piedra dos millones entre zagales y zagalas, primero las interjecciones y los vocativos; a éstos seguirá el sujeto con sus complementos (genitivos y nombres en aposición); después, el adverbio de negación; detrás, el verbo y sus adverbios, seguidos de los atributos y sus apuestos; luego los complementos directos, indirectos y circunstanciales, los descuentos fiscales, y, a continuación de cada uno de ellos, sus complementos en genitivo y nombres en aposición.

Mientras un obligado coro de niños y niñas pedofiliados de Irlanda, Bélgica, España, Países de Europa y otros continentes cantará, sí cantará:

Alegría, alegría, alegría

Alegría, alegría y placer

Que nos llega Mefisto Hipérbaton

Con enormes ganas de querer.

Él, vuelto hacia el pueblo, en elíptica de la forma verbal hay, urbi et orbi proclamará:

-Donde juncos, agua; donde humo, fuego; donde mujeres, demonios. Prosiguiendo: Entre los despojos que los ingleses llevaron a la ciudad de Cádiz, Clotardo, un caballero inglés, Capitán de una escuadra de navíos, llevó a Londres una niña de edad de siete años.

- Y Amén, concluyó Sancho

Amén, respondimos todos; incluso don Quixote y el servicial camarero.

-Daniel de Cullá

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