sábado, 30 de julio de 2011

LA IGLESIA Y EL ROBO DE BEBES

ENTREVISTA | EL PSIQUIATRA ENRIQUE GONZÁLEZ DURO HABLA DE LA VENTA DE NIÑOS Y EL PAPEL DE LA IGLESIA

“Es descabellado negar el origen político del robo de bebés”

Enrique González Duro lamenta que existan afectados por el robo de niños que hoy desliguen estos crímenes del Franquismo.

María José Esteso Poves / Redacción
Jueves 28 de julio de 2011. Número 155
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Foto: David Fernández

Enrique González Duro, psiquiatra con 30 años de carrera en la sanidad pública, ha combatido contra el Franquismo y revindicado otra psiquiatría en España. Ha escrito más de 20 libros sobre memoria histórica, sexualidad y varias biografías. Asegura que el Franquismo sigue instalado en nuestra sociedad y que el robo de bebés era algo conocido y rechaza la postura de los que desligan el robo de bebés de la memoria histórica.

DIAGONAL.: ¿Cuándo usted dirigía el hospital psiquiátrico de Madrid, en los años ‘70, se hablaba de robo de bebés?
ENRIQUE GONZÁLEZ DURO: Se sabía que había una monja en Santa Cristina que se hacía cargo de los bebés de madres solteras. Por otro lado, en psiquiatría se atendían casos de chicas que habían vendido a su hijo presionadas por unas circunstancias difíciles. Cuando una chica se quedaba embarazada, en la mayoría de los casos, era rechazada por su familia. Si querían dejar al hijo en adopción –no era una adopción legal, ni siquiera con la ley de entonces–, las monjas las colocaban en los conventos a fregar suelos, como pagando el favor, y tras el parto, esa chica, cedía al hijo sin ningún control legal. Ese era el pacto. Se lo llevaban los padres adoptivos y lo inscribían como hijo natural. Al cabo de un año, llegaban a psiquiatría esas chicas porque se habían quedado muy frustradas. Era curioso, la forma que sentían de recuperarse era quedarse embarazadas de nuevo.

D.: Entonces, ¿esa entrega de bebés estaba normalizada?
E.G.D.: En este país, con tanta perversión tras la Guerra Civil, había unas tragaderas enormes y sigue habiéndolas. El argumento era, bueno esta chica no podía criar ese niño, pero ese niño va a caer en buenas manos, tendrá una buena educación. Eso significa, religión católica, ideología pura y dura y un supuesto confort económico.

D.: ¿Se veía cómo la única solución?
E.G.D.: Lo que parece increíble es que hubiera una especie de secuestro de bebés, porque compra-venta había. Aunque es cierto que se comprobó en una época anterior que las autoridades políticas hacían lo que les daba la gana. Durante y después de la guerra en las cárceles de mujeres se retiraba a los niños de sus madres. Además, la prostitución era un problema pavoroso. Iban a regenerar el país y hubo más prostitución que nunca porque era una manera de sobrevivir. Ellos pensaban: los educamos a nuestra manera y eso era enseñarles a cantar el Cara al Sol y rezar el rosario, y que las niñas se hicieran monjas. Y luego vino la cobertura ideológica de Vallejo Nájera, que decía que los rojos son irrecuperables y hay que separar a los hijos de sus padres.

D.: ¿Le sorprende que ahora salgan tantos casos de niños robados?
E.G.D.: Sí. Me llama la atención. Se dice que los médicos eran cómplices. No hay que generalizar. Era una élite. El negocio no creo que diera para tanto. Creían que era bueno para los niños y además consideraban a la mujer una degenerada por quedarse embarazada sin estar casada. José Botella Llusía está implicado, él era jefe de servicio de la maternidad de O’Donnell y, también estaba involucrado Ignacio Villa Elizaga, que además ha sido presidente de la comisión deontológica del Colegio de Médicos hasta 2010.

D.: ¿Qué opina de las asociaciones que denuncian el robo de niños?
E.G.D.: Hacen una labor muy importante. Pero deben mantenerse independientes. Por otra parte, me parece increíble la cantidad de hijos que están saliendo desligándose del origen del problema. Una de esas asociaciones se empeña en decir que ellos no son memoria histórica. Es descabellado negar el origen político del robo de niños. Las mismas personas continuaron con esas prácticas, eran individuos que tenían poder y fuerza política para robar los bebés. Se quedó como una práctica cristiana y las monjas manejaban el cotarro. Esto se ha hecho en un país donde la derecha se considera heredera del Franquismo. La historia de España la conocemos mal y no me parece que este fenómeno se pueda separar de la dictadura. Han sido 40 años de silencio. No entiendo que un grupo de afectados se desligue del origen franquista de estos crímenes.

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- Diagonal

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