jueves, 30 de junio de 2011

EL GURU NOS VISITA


UN GURU DE OCTAVA BAJON

Al Don Quixote, que a la vista tengo, le digo que toda la corte celestial de dioses, cerdos, cochinos, lechones, marranos, gorrinos, puercos, sabrán apreciar este churrasco hecho con ardor y santo celo, de un gurú de octava bajón que, riendo entre copas cantara: “gracias a los hipócritas, obscenos y embusteros, el pueblo alucinará chapándose el dedo” en conticinio, esa hora de la noche en que todo está en silencio.

Vitolas de humo contarán el lance cual expreso, y atestiguarán lo mismo que otros han dicho: que un Gurú de octava bajón nos viene, ¡qué bribón¡, contero cual adorno arquitectónico formado alternativamente de dos cuentas redondas y una prolongación. Que nos llega ,como allá en tiempos de antaño, a la Contestanía, región de la antigua España en que se comprendían territorios de Valencia y Murcia, nos vino Panza buscando un Asno que perdido había.

Aire, facha, figura ( altivo, de hermoso continente), el gurú de octava bajón, contioso cual caballero que tiene la obligación de estar provisto de arma y de caballo para acudir al primer vuelo, en contorsión y actitud forzada, en movimiento grotesco propio de payaso, se dirigirá a la mansa plebe pretendiendo avisar a la gente que un gran Rebuzno sonará prorrumpido en: “O Romanos, el pepino de un contingente eColi a cientos de personas a la fosa ha traído. ¡Ñapa¡ en pedal de órgano al juego de cañones del bajo profundo”.

Enfrente los pendones arropados por mamarrachos con aparejos para sujetar la botavera de una vela cangreja en contrapoche, trabajo que hace el sitiado en contra de los de aproche del sitiador. Las velas encima de la cebadera, reduciendo el discurso a una llama tan despreciable como muchos necios arropados de contrapalanquines que sirven para asegurar los puños de la vela a la cruz de la verga.

Los músicos la tocan, los cantores la entonan y Diego Cook, célebre navegante inglés que hizo tres viajes alrededor del mundo reirá como cayendo de una sima y va creyendo que jamás escapará, y gritando: “A mí el viaje de este Gurú me da lo mismo que las coplas de Calaino, a quien se le cayeron las alas del corazón en las conchas de una tortuga, arpa de gules cordada de oro

sobre la que quedó escrito “ que sea una alma en pena sólo cree”.

Oyéndole los cochinillos de leche, corezuelos que guían el coro en las tragedias representadas en el convento de santa Inés de Sevilla fundado por María Coronel, mujer de Juan de la Cerda, muerto por el rey D. Pedro, que asesinó a su vez a Alvar Pérez de Guzmán, esposo de doña Aldonza Coronel, hermana de María , abadesa y concubina del mismo rey, y repitiendo: “que sea una alma en pena solo cree”-

Que existe tal Gurú de octava bajón es hecho cierto. “Ya me veréis”, te dice al oído.

Daniel de Cullá

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