lunes, 9 de mayo de 2011

ATROCES BEATOS

Cómo se guisa un beato
Romero y toda esa gente con su cercanía a los pobres de verdad molesta claramente la danza nupcial actual de los beatos vaticanos. Sencillamente les estropea su guiso y perifollo beatífico.
Mikel Arizaleta | euskal herria | 2-5-2011 a las 18:36 | 400 lecturas | 1 comentario
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I.-

Del arzobispo-cardenal Alojzije Stepinac, Luis Stepinac, cabeza de la Iglesia croata desde 1934 a 1960 cuenta la Iglesia que fue un mártir sin odio contra nadie, que aborreció la injusticia y amó la verdad. Juan Pablo II, el papa Wojtyla, le hizo beato en 1998. Murió en 1960, dicen que recitando su viejo lema: In te, Domine, speravi.

Los historiadores en cambio nos narran cosa muy distinta: que fue un colaborar con el crimen durante el gobierno de los fascistas ustachas al mando de Ante Pavelic; extrañados y sorprendidos lo denunciaron cuando el 3 de octubre de 1998 Juan Pablo II viajó a Marija Bistica (Croacia) para beatificar al antiguo vicario castrense de los fascistas ustachas, responsables del asesinato de unos 700.000 ortodoxos serbios entre 1941-1943. Stepinac fue juzgado y condenado bajo el gobierno de Tito y el papa Pío XII, como premio, le nombró cardenal en 1951. Murió en el destierro.

Pío XII, papa de 1939 a 1958, concedió a Ante Pavelic y a sus compañeros asesinos numerosas audiencias, le felicitó al acceder al poder en 1941 y animó al episcopado y al clero de Croacia a colaborar con el régimen. Hizo que en todas las iglesias se festejase el cumpleaños del fascista Pavelic y se cantara en su honor un Te Deum en acción de gracias. Stepinac logró que se le concediera un asiento, a él y a 10 clérigos más, en el Parlamento fascista de Zagreb. Suena a conocido.

En 1943, cuando cientos de miles serbios habían sido asesinados en nombre de Dios, expulsados y obligados a cambiar de credo religioso para salvar su vida, agradeció “sobre todo a los franciscanos” por sus “méritos” en la conversión forzada de los ortodoxos. Los franciscanos pusieron a disposición de los ustachas muchos de su s conventos como almacén de armamento, numerosos franciscanos participaron activamente en las masacres. Uno destacado, Siroki Brijeg, llegó a ser comandante de un campo de concentración. Ni Pío XII, ni el arzobispo Stepanic levantaron jamás la voz en público impidiendo que en nombre de Cristo o de la dignidad humana se matara a la gente por no ser católica. Ni uno de los asesinos de masas, entre ellos numerosos religiosos, fue excomulgado. Ante Pavelic murió acogido maternalmente en la España de Franco en 1959 con la bendición apostólica de su santidad, antes había huido a Argentina con la ayuda del Vaticano sirviéndose de la Rattenlinie con el nombre de Padre Gómez

No, no se trata de un error, la Iglesia con la beatificación del cardenal-arzobispo Luis Stepinac en 1998 y la prevista de Pío XII sigue loando a personas, santas para ellos y verdaderos criminales a juicio de la sociedad y la historia.

II.-

El papa Benedicto beatificó el domingo a su antecesor Juan Pablo II. Cientos de miles acudieron a Roma. La antropología evolutiva nos dice que el hombre sigue siendo animal gregario, que anhela un guía cuanto más masa sea. Para muchos católicos Wojtyla lo fue, y es idolatrado por muchos hasta el día de hoy. Con la beatificación la Iglesia católica remarca su biografía y venera su obra: Venció al comunismo en Polonia y en su furor anticomunista, con él, la Iglesia y CIA jugaron un papel estelar en el ocaso del bloque denominado del Este. Dicen algunos historiadores que su anhelo no fue tanto la construcción y el fomento cristiano cuanto el derrumbe de gobiernos. ¿Fue crítico con el capitalismo? Él mismo actuó como jefe de una multinacional capitalista, que es lo que es un papa. Los grandes escándalos del Banco Vaticano tienen lugar durante su pontificado. Las implicaciones criminales del “Instituto para obras religiosas” -nombre oficial del Banco Vaticano- se adentran, enredan y amasan con la mafia. El banquero jefe, el arzobispo Paul Marcinkus, permaneció por indicación del papa durante años encerrado tras los muros vaticanos escapando y evitando la jurisdicción “civil”, que le perseguía por malversación de fondos y otros negocios sucios.

Pero es posible que muchos católicos a este nuevo beato, como dice Hubertus Mynarek, le vean como el anticristo en Sudamérica, allí donde surgió aquel movimiento religioso-eclesial, que como ningún otro abogó en el siglo 20 por los pobres y desheredados. Mientras Wojtyla era agasajado por los dictadores del subcontinente, en sus numerosos viajes, procedía con mano de hierro utilizando todo su instrumentario disciplinar de la Iglesia romana contra los teólogos de la liberación y gentes que se oponían a los dictadores y sabandijas. No olvidemos que su ejecutor obediente y presto fue el cardenal Joseph Razinger, el papa que hoy le hace beato y entonces Prefecto de la Congrageación de la Fe, un hombre de su entera confianza, a quien le llamó personalmente a Roma y que por deseo expreso fue su sucesor. Juan Pablo II introdujo en el Vaticano a la secta del Opus Dei, que sigue gozando de la gran querencia y favor de Benedicto.

Wojtyla, en lo que se refiere a la doctrina católica, fue un papa conservador y reaccionario, lo mismo que Ratzinger, a quien loan algunos muy interesadamente como sabio. Sí, pero menos. Como cabeza de la Iglesia ha seguido fielmente los pasos de Pío XII y Juan Pablo II: enemigo de la democracia, a estas alturas aún no ha suscrito el Estado Vaticano los Pactos Internacionales aprobados por la ONU en 1966 para la puesta en práctica de los derechos humanos, no reconoce la igualdad de todos los seres humanos en dignidad y derechos, la Santa Sede, como Estado asociado a Naciones Unidas, no ha firmado todavía las Convenciones en defensa de los derechos de las mujeres, de los trabajadores, las que condenan los genocidios, los crímenes de guerra, la prohibición de la pena de muerte, de la tortura o de los tratos inhumanos o degradantes), enemigo de la sexualidad escondiendo la cabeza con frecuencia bajo el ala en los casos de la pederastia, enemigo secular de la mujer como su antecesor. Amigo de la noche y las puertas cerradas. Sus archivos siguen tan cerrados, escondidos y bajo llave como las cuentas y negocios del BBB o del banco Santander. Repite con frecuencia en escritos que la verdad os hará libres, será a otros. La secta Opus Dei, a quien el papa Juan Pablo II introdujo en palacio por primera vez, se alegra y se sirve de la gran querencia y favor de Benedicto.

Benedicto impulsa también la beatificación de Pío XII, conocido desde la novela de Rolf Hochhuths como el “vicario”, el papa que calló ante la persecución de los judíos. Algo también característico de Wojtyla y Ratzinger, sobre todo en referencia al arzobispo Oscar Romero, hace 31 años asesinado en El Salvador, y a los 5 jesuitas asesinados en 1989 y a tantos otros hombres y mujeres honestos de verdad…, de cuya beatificación el Vaticano se llama andanas.

Romero y toda esa gente con su cercanía a la teología de la liberación y a los pobres de verdad molesta claramente la danza nupcial actual de los beatos vaticanos. Sencillamente les estropea su guiso y perifollo beatífico.







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