
El Chasco de la Guerra
Gaza
Blanco de mi mil sarcasmos, ¡santos cielos!
La legítima del gran señor del cielo
Es esperar la paz hasta la muerte.
La ambición de Caín
Le lleva a arrebatar a Abel corona y cetro.
¿Cómo ataca Caín? Con tirapedos¡
¿Cómo se defiende Abel?
Con tanquetas hechas de quijadas de Asnos
Y fabricadas en las multinacionales
del crimen y la guerra.
La Onu siempre está borracha
Por legitimidad de sus abuelos
Que se desgañitan en Rebuznar
Bien recio.
Hay Asnos en la Onu
Que saben de astronomía
E indican a punto fijo
Que un pesebre se encuentra en el cielo
Y más de tejas abajo
Donde los Jumentos de la Europa
Despuntan de tal modo en su talento.
Y dicen que Egipto
Recibirá a los asnífluos Busiritas y Licopolitas
Que del Rebuzno del Asno
Han infringido a las gentes graves daños
Y diz que por decreto expreso
Del capital y el sonido bronco del diablo
Mandarán no tocar ciertas flautas
Por siempre Jamás
Que muestran bien clarito
El daño que produce en el pueblo.
“El que más pone, más pierde”
Nos dice la abuela.
Y así Palestina que pone a sus hijos de parapeto
Contra Israel
En su talento guerrero
Aprendido de ese brujo o hechicero
Bigotudo
Que se hizo su alimento
Como todos los dioses de la guerra
De cadáveres asados o bien muertos
Y que cual Abel
Se ha puesto a Caín de capa y peto.
¿No son hermanos?
Nada de eso.
El uno prende al otro
Y la ambición le lleva a arrebatarle
Tierra y testamento.
¿Y cómo terminará la guerra
Tal barbarie?
Pues como le gusta al Dios eterno
Que impuso heredar en la Tierra
Como se hereda en el cielo:
Veni, Vidi, Vinci
Ve, Coge y le Capas¡
Así formando juicios de los más siniestros
Acude la Europa
Y la America poderosa con sus Asnos
Los cuales ya delante del enemigo
Pegaron tales Rebuznos en Irak
Que sobrecogidos los de Caín
Echan a correr
Siendo pues los Asnos, como siempre
La causa principal de la Victoria.
Y sea como quiera
Los humildes,”los pobres de la tierra”
Los que nada tienen que ver con la guerra
Los muertos como siempre y de siempre
Se quedarán olvidados
En el Almagesto de Ptolomeo
Mientras la panza de los sacerdotes del conciliábulo
Todos ellos, todos
Se llenaran de migas
Seguros casi del feliz encuentro
Volviendo a cometer acciones bien obscenas
Y pretendiendo poseer la Tierra
Y ofrecerla al Becerro de Oro
Y al Asno de Oro de Apuleyo.
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