miércoles, 27 de octubre de 2010

FRANCIA COMO EJEMPLO


Francia contra la derecha y sus miserias

Francia está movilizada. Millones de franceses y estudiantes en la calle, cientos de manifestaciones, huelgas y paros en numerosos sectores están paralizando a un país que, habiendo votado hace tres años a un político al servicio de la derecha neoliberal que generó la crisis global, ahora se está posicionando activamente contra los intolerables recortes sociales y laborales que el gobierno "Sarko" pretende imponer a los galos, recortes que se pretenden imponer también al resto de los europeos.

Es ahora en Francia, cuna de las democracias modernas y de los derechos civiles, tras décadas de abusos políticos y económicos, y tras muchos años de gobiernos neoconservadores en Europa que han hecho primar el beneficio económico del capital privado sobre los Derechos Humanos, cuando el pueblo francés ha llegado al límite y está diciendo ¡basta!.

Los franceses se niegan a aceptar la decisión del gobierno Sarkozy de retrasar en dos años la edad de jubilación, que, si recordamos, el presidente socialista François Mitterrand adelantó en 1.981 de los 65 años a los 60, haciendo entonces nacer el mito en Francia, y en realidad en Europa, de la vida después del trabajo, de la jubilación "dorada" que permitía a los ciudadanos unos años de disfrute tras toda una vida de dedicación laboral.

Más de tres millones y medio de franceses se han echado a la calle en la sexta huelga consecutiva en seis semanas contra esta medida. No se lo están poniendo nada fácil al presidente francés. Están luchando por derechos conseguidos tras años, décadas, siglos de lucha, y, a pesar de tener tan mala prensa en ciertos sectores españoles, los franceses están dando un ejemplo, como lo hicieron en el Mayo del 68, de participación, de activismo, de movilización contra medidas injustas que restringen sus derechos inalienables.

Porque que me cuenten si no es un derecho inalienable la posibilidad de poder gozar de unos años tras décadas de trabajo, y no tener un pie en la tumba, o en el crematorio, o en el geriátrico, cuando uno deja de rendir laboralmente. Porque, repito, esta crisis no surgió de la nada, sino de esas fuerzas de poder que, aliadas con el neoliberalismo político y económico, y con la dictadura de los grandes capitales financieros y empresariales, no han dudado un ápice en utilizar el dinero público para hacer más ricos a los más ricos, a los bancos, especuladores, mafiosos, políticos corruptos y lobbys económicos y de poder, mientras se han sesgado derechos ciudadanos y se ha arruinado la economía mundial.

La crisis la engendró y la gestionó esa misma derecha inmoral, antidemocrática, corrupta, voraz e indecente que ahora, en la época de vacas flacas, pretende que la paguen los ciudadanos reduciendo sus derechos, mientras incalculables fortunas privadas, extraídas del dinero público, dormitan en paraísos fiscales. Si por ellos fuera retrocederíamos hacia un nuevo medievalismo teocrático que los ciudadanos no debemos tolerar. Los franceses no lo están haciendo, y emplean la única arma, pero muy poderosa, que tienen, echarse a la calle, alzar la voz y luchar por sus derechos.

Parafraseando a Fernando de Orbaneja en su último libro (España, el miedo a la verdad), en el mundo actual, en el que tanto se evocan los derechos humanos, los derechos que parecen primar para esta derecha indecente no son los de todos, sino sólo los de algunos; porque nuestro planeta parece estar dominado por el egoísmo y el miedo, un miedo que nos condena a una vida indigna fundada en la aceptación de lo inaceptable. Nuestra obligación como ciudadanos es escapar a él y, como hacen los franceses, alzar la voz y reclamar nuestros derechos. Que los efectos de la crisis la paguen los corruptos y los que se han enriquecido vilmente con ella.

Coral Bravo es Doctora en Filología y miembro de Europa Laica

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