miércoles, 19 de mayo de 2010

AL JUEZ


PARECIO COMENZAR

“Juez, juececito

Que de la Audiencia vienes

A Euros me güeles”

Así canta el repartidor de periódicos acariciando un gato junto a él, y para recordar de buen modo la acción audiencial, dice al gato:

-Zape allá.

Y prosigue en cantar:

“A jueces morroscanos

Con los pies en las manos”

Está leyendo en una hoja parroquial: “Aunque me veis picarito en España, juez exterminador soy de la gran canaria”, cebado en el vicio de la exterminación y deudor de las fosas puestas en diligencia al plano o llano, o lobera, cuneta, campo o barranco de La Violada, cual con horca, cual con pala. ¿Qué será de aquel dolor de la esposa, la hija o la amada, cuando envueltas en lágrimas sollozaban: “ ¿Cabra sido mi marido, mi novio, mi hijo? ¿Cabra sido? Mi marido, novio, hijo fue a la arada y no ha venido?”

Al juez le dan matraca los compañeros diciéndole:

-¡Ay, Grillo, Grillo, y en qué aprieto estas metido¡ Por ser amigo de poner grillos o esposas y meterse a desenterrador y vengo, como dice la canción. Y le han reprendido de este modo:

-Amigo Juez, el yo soy y el estornudo, no es todo uno.

El repartidor recuerda que una Copla de Viejo cantaba que el General enano de mozo recitaba aquella sentencia más propia de viejo:

“Aunque soy viejo y cansado, tres veces bien me las hago: cuando me acuesto, me meo; a la media noche, peo, y a la mañana me cago”.

Y que “en el barrio del Cucharón, lindo vino y buen salmón”, que es en Navarra, en aquel barrio que es San Miguel, y tomó ese otro nombre del Cucharón, porque un muchacho fue dando voces a la iglesia:

-¡Madre, madre, que se quema el cucharón¡ causando mucha risa a todos.

Como causa risa y pena a la vez ver como este caso del juez de marras se ha puesto a juicio de fuego y han hecho dos misales de matraca para poner en una gran hoguera y ver cual de los dos salta hacia fuera, dando premio y gloria al que se queme en el fuego. Uno es un misal romano, y el otro mozárabe primo hermano. Ha saltado fuera el romano y ha vencido el mozárabe. Mas, insistiendo los jueces han dado premio al romano, haciendo válida la sentencia que ya se usaba en tiempo de los romanos y que siempre nos recuerda Maricastaña: “Allá van leyes, do quieren jueces”, imitando la frase que ya atronara Júpiter: “Allá van leyes do quieren reyes”

-Daniel de Cullá

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