viernes, 5 de febrero de 2010

HAITÍ, SUPER-MERCADO DE NIÑOS


Retazos

Tráfico de niños. Comerciar con la vida

La prensa viene informando en los últimos días sobre algunas evidencias que muestran el tráfico humano que se está produciendo con los miles de niños haitianos que han quedado, tras el terrible terremoto, huérfanos y vagando desamparados por las calles en busca de la mera supervivencia.

La ministra de Cultura y Comunicación de Haití, Marie Laurence Lasegne, afirmaba en un comunicado de hace pocos días que ya han sido detenidas varias personas de una red que sacaba a los niños del país de manera ilegal para ser vendidos por 25.000 dólares cada uno. Y unos días antes el primer ministro de Haití, Jean Max Bellerive, reconocía que en el país se están produciendo casos de tráfico de niños y de órganos a raíz del terremoto del 12 de enero. Miles de niños en situación de precariedad son un reclamo codiciable para comerciar con ellos, para vender sus vidas o sus órganos al mejor postor.

Este comercio incalificable puede producirse de múltiples modos y maneras; a veces, incluso, tras el escaparate de una supuesta ayuda caritativa que disfraza las verdaderas intenciones de distintas organizaciones de supuesta ayuda social. El diario Público, por ejemplo, refiere, en un artículo reciente, la arbitrariedad de asociaciones como Refugio de Niños Nueva Vida, en cuya página web afirma cosas tan poco claras como que “su misión, encomendada por Dios, es la de sacar como sea a los niños haitianos del país". Recordemos la detención en julio pasado de varios rabinos y religiosos judíos en una trama de tráfico de órganos en EE.UU.

UNICEF y asociaciones como Save The Children vienen denunciando este tipo de actuaciones en Haití, y pretenden erradicarlas mediante una serie de medidas de control que impidan la salida fraudulenta de estas criaturas en situación de máxima vulnerabilidad. Sin embargo, este tipo de maniobras mercantiles con la vida humana son una constante en África y en América Latina. En los últimos años, por ejemplo, la prensa se ha hecho eco de algunas denuncias del presunto tráfico de órganos de niños en algunos países del Tercer Mundo.

Sin duda, los niños desamparados e hijos de la miseria son un botín anhelado por aquellos que justifican cualquier medio para conseguir un fin, el dinero y el poder. Sin duda los niños son mercancía especialmente apetecible, y son objeto, dada su vulnerabilidad, del comercio más abominable que se pueda imaginar; comercio que, por muy difícil que sea de creer, sigue produciéndose en la actualidad de manera sistemática en algunas partes del planeta.

Quizás sea éste uno de los motivos que explica que exista un gran interés por parte de algunos sectores en que la miseria se perpetúe, en que los países azotados por las guerras y la hambruna sigan existiendo, en que una parte del mundo desperdicie los recursos que serían suficientes para la subsistencia digna de todos, en que el analfabetismo permanezca, y en que no existan medios de control de reproducción en lugares donde la gente muere de hambre y carencias. La abundancia de niños abandonados e “hijos de la miseria” es, para algunos, suculento botín.

La especie humana es la única especie animal capaz de llevar a cabo tales aberraciones. La inteligencia racional, que supuestamente caracteriza y diferencia al género humano del resto de las especies, y que se suele aducir como argumento de la supuesta superioridad del hombre frente a los animales, no es capaz de hacernos mejores; en muchos casos, a la vista de tales monstruosidades, más perversos y ladinos, especialmente cuando se utiliza el sufrimiento de los niños como cebo infame para remover conciencias, mientras se negocia, de manera repugnante y canalla, con ellos, con sus almas y sus cuerpos.

Coral Bravo es Doctora en Filología y miembro de Europa Laica

el plural

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