viernes, 2 de octubre de 2009

LA FAUNA REPUBLICANA PIDE RESPETO PARA LOS ANIMALES Y PARA LA VIDA


ARTÍCULOS DE OPINIÓN
  • 38x38 OK Coral Bravo
  • CORAL BRAVO

    02/10/2009

Retazos

Tradición o sadismo

El pasado día 23, el Pleno del Senado rechazaba, con la rotunda oposición de PP y PSOE, una moción presentada por el grupo parlamentario ECP (Entesa Catalana de Progrès) que instaba al Gobierno a dejar de promocionar las fiestas violentas “de interés turístico” que comporten maltrato a animales o personas. La moción no pretendía, en palabras de Josep María Esquerda (senador de ECP), “prohibir nada a nadie, sino dejar de promocionar al amparo del Estado el maltrato contra animales, y deslindar el maltrato animal de la tradición”.

Que el PP se oponga a tal medida me parece lógico y normal; no me imagino a Rajoy, a Aguirre o a Aznar enarbolando una pancarta por la protección de la dignidad animal en los aledaños de Las Ventas, cuando incluso sería quizás impensable que lo hicieran por la dignidad humana. Pero que se oponga el PSOE, un partido supuestamente progresista, la verdad, me resulta preocupante; porque no hace falta ser visionario para intuir que el progreso de los derechos humanos siempre va parejo a la sensibilidad que conlleva el respeto a la dignidad y a la vida de toda criatura viviente..

Justificar, por ser “tradición”, actos de barbarie y de crueldad extrema me parece un signo claro de retórica vana y demagogia “de todo a cien”. Si llamamos tradición a todo aquello que se ha repetido en el tiempo y que ha pasado a formar parte, por aberrante que sea, del acerbo vivencial de un pueblo o colectivo y, a pesar de ello, no nos cuestionamos la conveniencia de su continuidad, muy mal vamos.

Durante muchos siglos ha sido, por ejemplo, un acto frecuente y normativo (luego era tradición) que la Iglesia católica quemara vivos a librepensadores, ateos, hombres de ciencia, y a todo aquél que cuestionara sus dogmas (les llamaban “herejes”); a día de hoy, sería impensable (al menos para la mayoría) quemar en la plaza del pueblo a personas que no creen o no cumplen el dogmatismo católico (además, no habría carbón para tanto personal).

Sin embargo, el desprecio y el maltrato a la vida animal se sigue amparando en ese concepto de “tradición” que en el siglo XXI sigue justificando la crueldad de aquellos que disfrutan torturando a seres desvalidos, evidenciando toda ausencia de compasión ante el dolor ajeno. Y se trata de tradiciones sádicas que, casualmente, suelen existir y persistir en países de herencia cristiana, sustentadas en preceptos que hacen despreciar la vida animal, y considerarla como mero instrumento al servicio del hombre.

Y en pleno siglo XXI, en España la justicia exculpa al joven del PP (y aspirante a concejal de Talavera de la Reina), Jaime Ferrero, que dedicaba sus ratos libres a matar gatos con sus amigos, y a fotografiarse con sus trofeos ensangrentados. Y se sigue celebrando la macabra fiesta del Toro de la Vega en Tordesillas, en la que con grandes arpones se tortura al animal hasta que, tras una terrible agonía en la que no cejan de clavarle lanzas, llega exhausto a la muerte.

Creo que somos muchos los españoles que nos indignamos ante la pervivencia de cualquier rito, fiesta, o celebración en la que esté implicado el dolor gratuito de cualquier vida, y que consideramos imperativo el acercarnos a otras legislaciones europeas más avanzadas y acordes con políticas humanistas y democráticas que contemplan por sistema la protección, la defensa y el respeto a la vida animal, que también es vida.

Aunque me temo que quienes observan impertérritos el sufrimiento y las carencias de otros seres humanos, no sólo no se conmoverán, sino que seguirán disfrutando con el espectáculo de la tortura y la muerte de un ser inocente e indefenso; y ésos suelen ser, por cierto, los “moralistas oficiales del reino”.

Coral Bravo es Doctora en Filología y miembro de Europa Laica

elplural,com

1 comentario:

Tebito dijo...

una pregunta tu crees en Dios?