lunes, 19 de enero de 2009

QUE NOS DEJEN HABLAR COMO QUERAMOS

17/01/2009

El Plural / Artículos de opinión



CORAL BRAVO
17/01/2009


La "chulería" del PP

"Chulería"….., dícese, en su más común acepción, "presunción o insolencia al hablar o actuar". Chulería es lo que le ha atribuído (además de otras groseras "lindezas"), en tono despótico, arrogante y despectivo, la diputada catalana del PP, Monserrat Nebrera, a la Ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, en declaraciones que pretenden disculpar su insulto jocoso anterior sobre el acento andaluz de la ministra.

Lo ha arreglado "muy bien" la diputada, que parece ser una verdadera nulidad a la hora de "desfacer entuertos"; aunque en sus declaraciones, más que "desfacer" nada ni pretender disculpa alguna, lo que ha evidenciado ha sido un intento de quedar bien ante su partido y ante los votantes andaluces, de cuyo modo de hablar (..que a mí me encanta) se había burlado con saña.

Y se ha retratado ella misma, como lo hace cualquiera que, desde el ámbito de lo público, utilice los adjetivos despectivos más infames del vocabulario para atacar gratuitamente a un contrincante; por lo que he leído, Nebrera ha empleado para definir a la Ministra de Fomento calificativos como "chulesco", "barriobajero" y expresiones como "tiene un acento de chiste", "no sabe hablar", "es una chula"……

Ni merece la pena entrar en consideraciones sobre la actitud insolente y despreciativa de esta diputada que, lejos de representar a un sector importante de los españoles, parece estar a sueldo de vulgares matones de discoteca. Pero, sin duda, el empleo del calificativo "barriobajero", además de una inquina especial hacia una ministra (que tiene en su contra ser mujer, ser socialista y ser condescendiente con el ensañamiento de que es objeto), muestra una actitud clara de desprecio a miles de familias que viven en barrios humildes y que no tienen la suerte de cobrar con cargo al erario público un sueldo de diputado, supuestamente por trabajar por el bien público, y no por insultar ni humillar a media España.

Sin embargo, aunque este episodio puede considerarse fuera de contexto como una simple anécdota sin mayor importancia, no cabe duda de que forma parte de una estrategia despreciable de la oposición de desgastar al gobierno con continuos insultos, improperios, injurias y descalificaciones infundadas.

Sé que una buena parte de los votantes del PP son gentes de bien que quieren un país democrático y tolerante, y no se merecen, como ningún votante de cualquier otra fuerza política, soportar la mala saña de unos políticos que parecen querer ignorar que estamos en un Estado de pleno derecho. E, independientemente de la ideología a la que cada quien se sienta adherido, considero imprescindible que todos nos demos cuenta de que existen unos principios básicos que en toda democracia es imprescindible que respetemos. Pero es evidente que el PP actual no representa a esa mayoría de españoles de centro-derecha que quieren un país decente, libre y en paz; quiero creerlo.

Porque, puestos a buscar actitudes chulescas, me temo que la diputada ha errado en su percepción y se ha equivocado de ámbito donde buscarlas. Chulesca y prepotente fue la colaboración de España, a instancias de su partido, en la guerra más cruenta de los últimos tiempos; chulesco es mofarse del sentido común de los ciudadanos con una continua campaña de acoso y derribo al precio que sea y obviando cualquier límite de honradez y de ética; chulesco es insultar continuamente a los integrantes del Gobierno de España; chulesco es mediatizar y politizar a las víctimas del terrorismo; chulesco es atribuir la crisis a Zapatero cuando ellos crearon el mayor desfalco económico con la burbuja inmobiliaria; chulesco es negar, contra la evidencia, el daño perpetrado al planeta por intereses económicos desalmados; chulesco es llamar adoctrinamiento a la enseñanza de los derechos humanos en la escuela; chulesco es el terrorismo radiofónico de la cadena de los obispos que repugna a la ciudadanía digna y decente; chulesco es despreciar y marginar a los inmigrantes que buscan subsistir en una Europa que se enriqueció expoliando sus continentes; chulesco (además de otros calificativos mucho más implacables) es vestirse de demócrata cuando se es totalitario.

Coral Bravo es Doctor en filologia y miembro de Europa Laica

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