“El comandante Corrales dejó la bolsa con treinta gramos en la vivienda del camello”
HEROÍNA: ¿UN PLAN DE ESTADO CONTRA LA JUVENTUD CONTESTATARIA?
Por FRANCISCO GONZÁLEZ TEJERA (*) / CANARIAS-SEMANAL.ORG.- El comandante Corrales dejó la bolsa con treinta gramos de heroína en la vivienda del camello conocido como el “El Chinchilla”. Era una droga desconocida hasta ese momento en la Canarias de los años 70.
El narco de poca monta recogió un gran fleje de billetes de 1.000
pesetas, entregados en mano por el guardia civil. No habían pasado cinco
años de la muerte de Franco. La pseudomemocracia
española daba sus primeros pasos. La consigna del nuevo régimen era
clara: Enganchar a la droga a millones de jóvenes en Euskadi, Catalunya, Madrid, Galicia, Valencia, Andalucía, Asturias y las Islas. Anular su capacidad de lucha, cualquier iniciativa revolucionaria.
El narcotraficante comenzó disciplinadamente el reparto entre sus vendedores habituales de Tamaraceite, La Isleta, El Risco de San Nicolás, San José… Se vendía muy barata. En muchos casos se regalaba a muchachos que apenas superaban los 15 años. De repente, la Dama Blanca
inundó los barrios de las islas. Cada pueblo del Archipiélago sintió
los estragos de este derivado del opio En pocos meses, apenas medio año,
comenzaron a verse heroinómanos como zombis por las calles, gente muy
flaca, robando radio casetes de los coches, forzando comercios, pegando
tirones para conseguir dinero para la dosis diaria.
Nada que ver con los efectos de la coca, el hachís, la marihuana o las
anfetaminas que se conseguían con receta en farmacias. Aquello era
distinto. Destruía familias, los afectados, chicos y chicas, les robaban
a sus propias familias para drogarse cada día.
Una verdadera plaga de papelinas y alucinaciones colectivas convirtió
las Islas en un verdadero territorio comanche: atracos, muertes con la
jeringuilla en el brazo en cualquier portal, en los parques de la ciudad
de Las Palmas, en barrios como Schamann, Escaleritas, El Batán, Pedro
Hidalgo, Guanarteme. No había un lugar donde no se vieran las víctimas
de la premeditada estrategia del Estado, siguiendo instrucciones de los
cerebros de los servicios secretos norteamericanos, tal como ya venían
haciendo en otros países, sobre todo de Latinoamérica, que prepararon a
conciencia con la dictadura fascista el necesario recambio de régimen,
la conversión de un sistema totalitario en un montaje monárquico con los
mismos franquistas cambiados de chaqueta, con parte de una izquierda -PSOE-PCE-
cómplice directa de este escarnio a la memoria, a la dignidad de
quienes pagaron con su vida o la cárcel su lucha por la democracia,
argumentando que era para evitar que los sectores más involucionistas
dieran un nuevo golpe de Estado, que la “reconciliación” de “las dos
Españas” era necesaria. Abonando el terreno para solo una de sus
Españas, la del saqueo, la corrupción y el terrorismo de estado.
Firmaron los “Pactos de la Moncloa”, elaboraron una Constitución a la
medida del poder financiero, de la banca. Una Carta Magna de la que no
se ha cumplido casi nada. Impusieron un nuevo formato de dictadura, con
los mismos ladrones y criminales en el poder, construyendo un nuevo país
sobre los huesos de las fosas comunes y cunetas de más de medio millón
de demócratas y antifascistas asesinados, masacrados en 40 años de
terror, torturas y crímenes de lesa humanidad.
“El Chinchilla”
se hizo millonario en pocos años, como otros de su misma calaña.
Algunos se reciclaron en constructores, otros hicieron sus pinitos en
política como concejales o consejeros de los Ayuntamientos y Cabildos.
Destruyeron las vidas de cientos de miles de familias canarias, vascas,
catalanas, valencianas… La muerte inundó los barrios humildes, arrasó la
pacífica vida de millones personas honradas, de jóvenes que habían
corrido muchas veces delante de los grises, que tenían la esperanza de
una sociedad mejor, más justa, democrática, participativa, donde los
valores de la República se recuperaran para un pueblo con inmensas
ansias de libertad.
Pero todo fue una mentira. Muchos acabaron sus días inyectándose la
última dosis en cualquier basurero, viendo lo borroso del mundo, una
especie de sueño, de pesadilla irreal, antes de cerrar los ojos para
siempre.
(*) Francisco González Tejera
es colaborador habitual en distintos medios de comunicación como
Canarias Semanal, Tercera Información, Diario Octubre, Periodismo
Alternativo, Unidad y Resistencia, Canarias Insurgente o Blogueros y
Corresponsales de la Revolución. Analista político y económico en
Russia Today TV. Implicado en la lucha por la ecología, la memoria
histórica, la cultura popular y la consecución de un mundo mejor.
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