La Guerra Santa de Netanyahu
Netanyahu lleva a cabo su propia guerra santa bajo el alero de Israel como”estado judío” y de Jerusalén como la “capital eterna e indivisible del pueblo judío”
Los últimos ataques
israelíes contra la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén ocupada no deben
sacarse del contexto de Israel intentando cambiar la identidad de la
ocupada capital palestina, y del marco aun mayor de su estrategia de
colonización. Hoy, las tropas israelíes obedecen órdenes de un gobierno
altamente ideologizado y que ha hecho todo lo posible por transformar la
Cuestión de Palestina en una guerra religiosa. Netanyahu lleva a cabo
su propia guerra santa bajo el alero de Israel como “estado judío” y de
Jerusalén como la “capital eterna e indivisible del pueblo judío”.
Son pocos los que
identifican la notoria retórica del discurso del gobierno israelí. En
ese afán, los ataques contra el pueblo palestino pueden ser justificados
como un mandato divino para defender a la nación judía. Es interesante,
como dijese el historiador israelí Illan Pappe, que incluso habiendo un
alto número de políticos israelíes que no practican la religión judía,
la inmensa mayoría de ellos creen que dios les prometió Palestina. En
ese contexto, con dios convertido en un corredor de bienes raíces, la
posibilidad de un conflicto religioso aumenta.
Por ello es que los ataques
contra Al-Aqsa no deben sacarse del contexto de una política mayor.
Netanyahu históricamente ha jugado su juego más en el campo de las
relaciones públicas que en ningún otro lugar. Eventualmente Netanyahu va
a parar esta ofensiva que indudablemente, a pesar de que él lo niegue
en público, busca cambiar el estatus de la explanada de la Mezquita de
Al-Aqsa, tal como ya lo hizo con anterioridad la Mezquita de Ibrahim en
Hebrón. Pero lo que quedará es que el movimiento de los colonos, en
control del gobierno israelí, habrá avanzado algunos pasos más para
concretar su plan de impedir la realización de los derechos nacionales
del pueblo palestino.
Muchos medios de
comunicación han olvidado en su análisis que Jerusalén Oriental,
incluyendo la Ciudad Antigua, se encuentran bajo ocupación ilegal, y se
han enfocado en la importancia del lugar para el Islam y el Judaísmo.
Pocos han hecho la conexión entre lo que Israel hace para la semana
santa cristiana, dificultando el acceso delos palestinos cristianos para
llegar a la Iglesia del Santo Sepulcro, y lo que sucede hoy. Mas pocos
aun han conectado esto con la paralización de las escuelas cristianas en
Israel, quienes llevan varios días sin atender clases para manifestarse
en contra de la discriminatoria subvención que Israel entrega a las
escuelas: Si es una escuela judía, es totalmente financiada por el
estado, pero en el caso de las escuelas cristianas, que atienden a
ciudadanos israelíes cristianos y musulmanes, se paga alrededor de un
25% de la subvención por alumno.
Para Netanyahu él es el
nuevo rey de los judíos. Independiente de que una serie de judíos
alrededor del mundo digan que él no habla por ellos, la reacción de una
serie de países lo hace sentir realmente como el verdadero líder de los
judíos. Que mejor ejemplo que apuntar como embajadora de Israel frente a
Italia a una ex diplomática y diputada italiana, Fiamma Nirestein. El
mensaje es, a pesar de las protestas de la propia comunidad judía en
Roma, que los judíos en el mundo son primero leales a Israel, y luego a
sus países. Aquello es algo que creyéndolo o no, ningún otro primer
ministro israelí intento demostrar de forma tan fehaciente con
anterioridad.
Para poder lograr el trono
de rey de los judíos, Netanyahu siempre debe exportar temor. Si no es
Irán, es el BDS, y si no ahora son los piedrazos contra sus tanques.
Durante su última campaña electoral el temor a exportar fue que sus
mismos ciudadanos palestinos, aquellos que la propaganda israelí tanto
utiliza, fuesen a votar en masa a las elecciones. También fue que
cualquier otro primer ministro aceptaría un estado palestino, pero que
para él un estado palestino no es parte de su agenda. Claro, ya no puede
decir que los palestinos no reconocen a Israel porque ese
reconocimiento ha sido reafirmado incluso en la campaña de
internacionalización palestina, pero debe agregar el “peligro
existencial” de que los palestinos no acepten ser miembros del
movimiento sionista al no adoptar su narrativa de que Israel es un
“estado judío.”
Los ataques contra Al Aqsa
son un detalle, no menor, de una campaña mayor. Mientras el mundo
combate a los criminales del “estado islámico” en Siria e Iraq,
continúan permitiendo la narrativa del “estado judío”, que con otros
medios busca el mismo objetivo: La preponderancia de un grupo basado en
su religión. Netanyahu tiene su propia guerra santa, una que pasa un
poco más desapercibida, pero cuyos resultados son la base para
desestabilizar toda la región.
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