BESO DE JUDAS
La imagen de ese niño muerto besando la
espuma y arena de las aguas del mar no aligera la carga de maldad de los Asnos
que nos gobiernan (Asnos opresores y tiránicos del capitalismo global), ni el
peso, ni el dolor o la resistencia.
Cuando surge una desgracia los lacayos
y políticos que elegimos para servir al pueblo, se ponen la careta del dolor
pactado, mintiéndonos como a chinos o a bobos de baba.
No se inquietan ni turban, pues siguen vendiendo
sus armas acriminalizándose, siguiendo costumbres parecidas a la de los
criminales, andando en dares y tomares de opresión y represión, tirando dardo,
pues se precian del arado que conforma su cerebro.
Aguas y
mares en espacios de mar, ríos o lagos, no son más que corrientes o mareas de
lágrimas de cocodrilo. El espíritu de dios sobre las aguas no es más que la
muerte de los emigrantes que vienen en pateras en las procelosas aguas del
Mediterráneo, las aguas del Ebro, antaño, y las aguas del Atlántico.
Muertos en
aguajes, corrientes impetuosas del mar producidas por las mareas. Niños mojados
o bañados en playas aguanosas. Olvidados. Playas convertidas en aguazal donde
queda detenida la vida.
-Las aguas del
Mar Muerto son amargas, me dice un concurrente a la feria de la vida.
-¿Y qué?, le
pregunto yo.
Lo mismo que les pasa a los refugiados,
sobre quienes hacen juegos malabares las falsas dádivas o agasajos que suelen
hacérseles en tiempo de guerra, cuya luz de las bombas se refleja en ellos mismos.
El Mundo hace agua y entra el agua del
mar por un agujero o hendija que tiene la misma vida, y que siempre tendrá,
como esa espuma del mar acercando su boca a esa cadenilla de huesos del oído
del niño, interpretando la vida y la muerte al oído de las bombas y la maldad
global.
Mozos de espuela y políticos hacen
oídos de mercader, que cualquier cosa les entra por un oído y les sale por el
otro. Ellos hacen aguas, mean y cagan en cantera. Las armas y balas que llevan
en sí son las sustancias orgánicas de sus cerebros. Para ellos, el agua del mar
traicionero es agua de cerrajas, de poca o ninguna importancia, a sabiendas de
que, como ellos mismos dicen, “el agua del Mar Mediterráneo quita la vida y no
da pan”.
Ellos no ven más allá del conducto de
bajada del agua de sus letrinas, o del “Letrón”, lista de excomulgados que se
ponía en las puertas de las iglesias”.
Flujos y reflujos del mar, flujos y
reflujos de hombres y mujeres mareados por embaucadores y ladrones que cambian
moneda falsa por buena, y dejan en sangre las orillas y límites de las
naciones. Puercos margaritos, señores de la guerra, que hacen vida crapulosa y
desordenada, ganando, siempre, con márgenes de muerte.
La paz quedó sobre la arena, sólo
restan las armas de los besugos, perdidas en la mar las cuerdas empleadas en el
aparejo del barco, el beso de Judas, y del niño, el
llanto.
-Daniel de Cullá
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