La religión como arma de destrucción masiva
Dietrich Brüggemann cuenta en 14 planos secuencia la asfixiante vida de María, una adolescente que sufre la presión de su madre y su congregación religiosa.
Documento con fecha
Friday, 12 de December de 2014.
Publicado el
Friday, 12 de December de 2014.
Escrito por: Javier Zurro.Fuente: El Confidencial.
Escrito por: Javier Zurro.Fuente: El Confidencial.
No bailes, no escuches a Madonna, no te maquilles, no flirtees, no hagas nada divertido… en definitiva: no tengas infancia.
Esas son las pautas de muchos grupos religiosos fundamentalistas que
imponen unas normas asfixiantes en nombre de su dios. Así es el grupo
ultracristiano que protagoniza Camino de la Cruz, una de las sensaciones surgida del Festival de Berlín y dirigida por Dietrich Brüggemann.
Esta congregación traslada de forma
literal los mandatos de Jesús a sus seguidores, sin una pizca de
modernización, y todas estas órdenes son adoptadas sin rechistar por la
pequeña María, que con sólo 14 años es privada de cualquier atisbo de
adolescencia. Nada de chicos, nada de canciones modernas… Si a esto
sumas una madre castradora que obliga a seguir los dictados religiosos y hunde en la miseria a su criatura la tragedia está servida.
María no duda en que lo que le dice su
madre y el cura de su congregación es la mejor forma de actuar, y cuando
llega a plantearse si es correcto o se desvía del camino marcado aparece la culpa.
Una culpa que la corroe y hacer que se confiese para pedir perdón. Una
vida gris, como la fotografía gélida que usa Brüggemann en su filme.
La joven aplicará hasta el extremo las
escrituras sagradas, y tomará una decisión irrevocable: entregar su vida
a dios para que su hermano, víctima de una especie de autismo, se cure.
Un peculiar vía crucis,
que hace que el director adopte precisamente esa estructura para contar
esta estremecedora historia. Las diferentes etapas que vivió Jesús
desde que fue condenado a muerte hasta que fue sepultado son tomadas
como episodios en Camino de la Cruz.
Catorce estaciones que nos irán
desgranando la vida de María y las prácticas de esta congregación y de
esta familia. Cada una de estas etapas se desarrollan en un escenario
diferente y todas rodadas en un único plano fijo.
Catorce planos secuencia magistralmente
coreografiados para que el movimiento dentro del cuadro ayude al
espectador a no perder la concentración. Un formato que acompaña y se
enlaza con el contenido. Gracias al plano fijo será el espectador el que juzgue a los personajes y
sus acciones, viéndose la manipulación del realizador recudida al
mínimo. El director rompe este estatismo con tres movimientos de cámara
precisos que marcan los puntos de inflexión del personaje, incluido el
último de ellos, ambiguo y polémico. Una de las decisiones más
cuestionables de la película.
Una puesta en escena fabulosa y un guion
potente que no abusa del dramatismo, sino que suena real a pesar de lo
lejano que pueda estar uno de estas prácticas. Muchas son las películas
que han tratado un tema similar, desde Camino, a Rompiendo las Olas, en todas ellas se acaba abusando de trucos y efectos dramáticos. Camino de la Cruz se libera de todo exceso, quita toda la grasa y queda tan analítica y precisa que asusta.
La película se apoya también en la asombrosa interpretación de su joven protagonista, Lea van Acken,
que carga con un personaje en apariencia frío y con el que cuesta
empatizar, pero que lo llena de fragilidad de una forma prodigiosa.
Un filme crítico y necesario, pero que
no se queda en el discurso vacío, sino que también supone un ejercicio
de estilo en una de las apuestas más interesantes de 2014.
Camino de la Cruz
Dirección: Dietrich BrüggemannDuración: 107 minutos
Género: Drama
Nacionalidad: Alemania
Intérpretes: Lea van Acken, Franziska Weisz, Florian Stetter, Ramin Yazdani, Hanns Zischler
Camino de la cruz cartel
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