jueves, 1 de enero de 2009

LA NAVIDAD Y LOS CORNUDOS



Celebración del adulterio

por León Mc Laren

Que hay gente que sabe montarse el negocio, no cabe dudas. Pero si de la iglesia católica hablamos, hay que sacarse el sombrero. Para los chinos, dos palitos son sólo un utensilio para comer. Admiremos, en cambio, el redituable negocio que organizaron los católicos con dos palos en forma de cruz. Dejando de lado estas cuestiones, deseo focalizar en la llamada "Navidad", por estar en fecha. Dicen que se trata de la celebración del nacimiento de Jesús, pero por estos lares sólo de casualidad alguien escucha ese nombre. Cada treinta segundos, lo que escuchamos son palabras tales como "papá noel", "shopping" u "ofertas". Esto me orienta sobre el fondo del asunto. Se trata de un evento comercial, en el cual la figura de "papá noel" oficia de "promotora", aunque sin minifaldas.

Despojada la festividad de toda connotación religiosa, por más esfuerzos que hacen los creyentes, se nos abre la puerta para ir más allá y preguntarnos de manera irreverente cosas que nuestra inocencia nunca no nos permitió, hasta hoy. ¿No sería comercialmente más productivo abandonar la idea de la natividad y proclamarlo como el "día del adulterio"? Al final de cuentas, José en este tema es un convidado de piedra. Le hicieron un hijo a su mujer y él debe conformarse con la explicación de que se trató de algo extraterrenal. "Fue divino", le dijo María, refiriéndose al arcángel San Gabriel, que fue el tipo rubio que alcanzó a ver José cuando salía de su casa y del que María dijo que había venido a avisarle que un espíritu la dejaría preñada.

Demás está decir que los adúlteros en el mundo suman millones y millones. La festividad propuesta activaría el mercado interno y fomentaría una relación más estrecha entre los seres humanos. Son todas ventajas. Particularmente en los países del Sur, ya que la fecha nos encuentra cobrando el aguinaldo anual y en tiempo de vacaciones, lo cual facilita el adulterio en un clima de paz, sin crispaciones.

Como alternativa, se me ocurre también una reivindicación posible: el "día internacional del cornudo", que eso es el pobre José, un currela, un laburante de martillo y formón, que tuvo un hijo sin ser el padre. Sería una justa revancha para el humilde carpintero, que obligaría, de una vez por todas, a que María dé una buena explicación y se deje de joder con el cuento del ángel y la paloma, que ya han pasado más de 2.000 años del affaire. Teniendo en cuenta que todos los seres humanos son cornudos hasta que no demuestren lo contrario, esta sería una festividad muy bien recibida por todos y todas.

De hecho, tanto el adúltero como el cornudo pasarían a estar dotados de santidad, cubiertos por el manto de la inocencia que otorga la intervención divina en el proceso de gestación. La crucifixión del niño cuando alcanzó la edad adulta parece una purga exagerada en relación a los daños producidos, pero se justifica por el negocio posterior.

Pensando en la crisis que se acelera y en la gran depresión económica en la que caeremos a partir del año próximo, estimo que los economistas tendrán en cuenta esta iniciativa para ayudar a paliar la recesión en los mercados.

inSurGente

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