Ahora: el Santo Grial
Cuando se leen cosas como que - en Valencia y en estos días - va a tener lugar nada menos que un “Congreso Internacional”, presidido honorariamente por el Rey de España, para tratar sobre el “Santo Grial”, uno no puede evitar que se avive la inquietud que viene acumulando respecto a la evolución de nuestra sociedad.
Y no lo digo porque el legendario tema del Grial no sea tan digno de estudio, para sus aficionados, como pueda serlo cualquier otro, sino porque se reitera la evidencia de que la Iglesia Católica no pierde ocasión de instrumentalizar a todos los niveles su situación de privilegio dentro del Estado español. Una convocatoria como la anunciada no es sino una pequeña excusa más para atraer la atención sobre la “españolidad”, no solo de un determinado cáliz conservado en Valencia como reliquia, sino de la devoción religiosa reclamada para él, tratando de identificar a la sociedad española con otro de los muchos mitos recogidos y cristianizados por la Iglesia a lo largo de su historia.
La tesis de fondo sigue siendo que ser “buen español” implica ser creyente católico y que la supuesta presencia en España de un objeto considerado reliquia de algo “sagrado”, debe bastar para merecer el aval específico de los representantes de las instituciones estatales. Se trata de un bien “españolísimo”, para cuya exaltación, el arzobispo García Gasco considera conveniente el patronazgo real, el del presidente de la Generalidad Valenciana, el del Presidente de la Diputación, el de la alcaldesa de Valencia, etc. Cómo no recordar simultáneamente la constante oposición del tal arzobispo al cumplimiento de las leyes aprobadas en las Cortes por los representantes mayoritarios de los españoles....
El programa del “congreso internacional”, organizado por el Arzobispado de Valencia, que tengo a la vista, no refleja más “internacionalidad” que la que pueda atribuirse a la intervención de un conferenciante alemán, a título personal, y la de una escritora norteamericana que vendrá a Valencia a presentar un libro suyo sobre la leyenda de San Lorenzo, a quien se atribuye por aquí el envío a España del cáliz, desde Roma, a finales del siglo III. Todos los demás participantes son españoles.
Muy pocos españoles, católicos o no, saben que el llamado Santo Grial es una copa que se venera en la catedral de Valencia como reliquia, por haber sido, pretendidamente, la utilizada por Jesús de Nazaret durante la última cena que celebró con algunos de sus seguidores, en Jerusalén, poco antes de ser ejecutado. Y aún son menos quienes conocen el origen y la trama de la leyenda iniciática del Grial, que hunde sus raíces en la Historia, recogida luego en las sagas celtas, con Parsifal y Lanzalot como héroes, para acabar siendo relacionada con la sangre de Jesús de Nazaret solamente a partir de la Edad Media.
Según el análisis realizado hace casi 50 años por el catedrático zaragozano Antonio Beltrán, el Santo Cáliz de Valencia se compone de tres piezas que corresponden a diferentes épocas: la copa en sí podría haber sido tallada entre los siglos II a.C. y I de nuestra era; el pie habría sido fabricado entre los siglos X y XII; las asas y varas de unión, podrían haber sido añadidas entre los siglos XII y XIV.
Salvador Antuñano, profesor católico de Ética y Sagrada Escritura y autor de «El Misterio del Santo Grial. Tradición y leyenda del Santo Cáliz» considera que el valor de la reliquia valenciana no se basa en un rigor científico plenamente demostrado, sino en su simbolismo. <<>>.
Un congreso menos intencionadamente españolista y auténticamente internacional habría incluído en su programa participaciones de grialistas franceses, ingleses y alemanes que se echan de menos en el que ha publicado el arzobispado de Valencia. No hay más que ojear la bibliografía existente sobre el tema para comprobar quiénes no estarán en Valencia y deducir por qué.
Una vez más, el folklore es aprovechado diestramente por quienes suelen organizar congresos, “años santos”, peregrinaciones (y manifestaciones) como auténticos representantes de lo prístinamente hispano: Santiago Matamoros, cuyo cadáver llegó milagrosamente a Galicia en una barca; la Virgen María, apareciendo en carne mortal sobre un pilar, en Zaragoza; la Cruz de Calatrava surgiendo de una misteriosa pared murciana o el “Santo Grial”, llegado a una cueva del alto Aragón y más tarde enviado por Alfonso el Magnánimo a Valencia.
Y todo eso debe, cómo no, contar aquí siempre con el patrocinio de reyes, presidentes y alcaldes....
Amando Hurtado es licenciado en Derecho y escritor
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