martes, 25 de noviembre de 2008
BONO Y MARAVILLAS
Bono, el integrismo y sor Maravillas
Hace unos años, viendo una entrevista que hicieron a José Bono en una cadena de televisión, me quedé más que perpleja cuando, tras afirmar que era católico practicante, utilizó, con toda naturalidad, una expresión con claro contenido político y muy alejada de la racionalidad, la imparcialidad y la moderación que se debe esperar de un político demócrata, máxime si es de un partido progresista; la expresión en cuestión era "Cristo Rey".
Entonces pensé que quizás su trato cercano con obispos y arzobispos en su anterior cargo de Presidente de Castilla la Mancha, junto a las presiones que seguramente debió soportar, habían hecho mella en alguna parte del contenido de sus neuronas y podían haber "enrarecido" esporádicamente su capacidad de análisis de la realidad.
Como Bono es un político simpático, afable y suele caer bien por esa impresión que da de hombre cercano y campechano, me olvidé del asunto y lo consideré una simple anécdota o una especie de "desliz neuronal" que, bien mirado, a todos nos puede ocurrir alguna vez.
Deslices neuronales
En su cargo actual como presidente del Congreso, todos estamos presenciando que esos "deslices neuronales" se están sucediendo en una serie que empieza a ser sistemática; visto lo cual podemos ya considerar sus actitudes integristas, no como simples lapsus, sino como parte integrante de su ideología y su comportamiento político.
Bandera republicana y placa
Hace unas semanas, el presidente del Congreso reprendió a un ex preso de la dictadura por enarbolar la bandera de la República; y, poco después, ha defendido una iniciativa de un diputado del PP, miembro del Opus Dei, para poner una placa conmemorativa en el Congreso en homenaje a sor Maravillas, una santa que ejerció como tal haciendo patente su cruento integrismo católico. Cosa rara el no permitir cabida a un símbolo de un régimen democrático y, en cambio, aceptar el reconocimiento en un ámbito público de un símbolo del fanatismo religioso.
Aconfesionalidad del Estado
Finalmente la Mesa del Congreso, ante la polémica suscitada por el increíble episodio, ha decidido no colocar la controvertida placa y Bono, ante las circunstancias, ha hecho públicas unas disculpas que no llegan a eximirle de la grave vulneración de la aconfesionalidad a la que está obligado. En cualquier caso, y ante la probable posibilidad de que ocurran nuevos "deslices" de este tipo, no le vendrían mal al político una serie de aclaraciones que podrían hacerse imaginándole como interlocutor:
- .....Mire usted, señor Bono, para ser Presidente del Congreso de un país democrático, debería tener muy presente que sus creencias personales deben quedarse en casa; del mismo modo, ni usted ni nadie pueden hacer partícipe a la totalidad del pueblo español de una confesión determinada. Aparte de mostrar usted una gran incultura en Historia de España y en Historia de las religiones (porque si la tuviera no defendería tanto a ciertas corporaciones), tiene usted todo el derecho a dejar de lado su racionalidad para asirse, en sus creencias íntimas, al mito, a la superstición, a la secta o a la religión que a usted le plazca, pero está obligado a omitirlas desde su ámbito público; de otro modo, vulnera de manera grave y obscena la imparcialidad que requiere su cargo, y obstaculiza la libertad de conciencia que es derecho inalienable de todos los españoles
- ......Que defienda integrismos, que rece usted el rosario en su casa en cinco idiomas y en latín, que ponga imágenes de Cristo Rey o Sor Maravillas en sus paredes, o lleve estampitas de santos con jaculatorias "milagrosas" en sus bolsillos es su problema, pero el de los españoles demócratas es no permitir que ningún político, a modo de Tartufo (me refiero al hipócrita personaje de Molière), obstaculice la racionalidad democrática y el derecho al librepensamiento que durante siglos ha sido arrebatado a los españoles por organizaciones que usted defiende y por personajes integristas como, entre otros, la santa en cuestión.
-....Que a esta santa la homenajeen en su casa, en iglesias, templos o conventos, pero que no la utilicen como símbolo manipulador en un ámbito público en el que, por cierto, los republicanos también tienen cabida, quizás, más que muchos otros; porque los republicanos son demócratas, los integristas católicos no lo son; esa es la diferencia.
-....Y aclárenos, señor Bono, al servicio de quién está usted, si de los españoles y de su partido (le recuerdo que es un partido progresista que supuestamente defiende el laicismo, los derechos y las libertades) o de organizaciones integristas, aliadas presuntamente con la extrema derecha y el fundamentalismo. La verdad es que somos muchos ya los que dudamos seriamente en vista de la evidencia.
-.....Humildemente me permito recomendarle que se tome muy en serio el separar el ámbito religioso del ámbito político en su gestión. Ya lo dijo Cicerón cuando hablaba de la separación de la res-publica y la res-privata. Es un bastión clave en el asentamiento de cualquier democracia, y más en la española que lleva siglos de adoctrinamiento y opresión religiosa.
Coral Bravo es doctora en Filología y Miembro de Europa Laica
elplural.com
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