Aunque Papa Noel acapare todo el
protagonismo, todavía están los villancicos, los belenes, las postales,
y hasta los décimos de Lotería que nos recuerdan que el motivo de la
fiesta de la Navidad es el nacimiento de Jesús. Pero no ocurrió así. Fue
cosa del Emperador Constantino El Grande, hace unos 1700 años, que,
actuando como lo haría un creativo publicitario de esta época, creyó
conveniente hacer coincidir el nacimiento de Cristo con la fiesta pagana
más multitudinaria y popular del Imperio Romano, el Festival de la
Saturnalia, que celebraba el nacimiento de un "nuevo" Sol. Las Navidades
del siglo XXI se van pareciendo cada vez más a aquellas bacanales
romanas.
La celebración más antigua y universal siempre ha estado centrada en el
solsticio
de invierno, un término astronómico que se refiere a la posición del
sol. A mediados de diciembre, los días son muy cortos (en el Hemisferio
Norte) y, después del solsticio, empiezan a alargarse de nuevo. En la
antigüedad, imaginaban que el sol se hacía viejo, hasta morir, y que
después nacía un niño Sol.
En el antiguo Imperio Romano, la fiesta del solsticio era el acontecimiento social más importante del año y se llamaba
Festival de Saturnalia en honor a
Saturno, el dios de la agricultura y las cosechas. El
Sol Invencible (
Sol Invictis) era otro de los dioses favoritos, cuyo nacimiento se celebraba el 25 de diciembre.
Cuando
las tareas en el campo se terminaban y llegaba la noche más larga, los
romanos se relajaban, colgaban la toga en el armario, se vestían de
forma informal y se olvidaban por unos días de las reglas que les
oprimían durante el resto del año. Todo empezaba en el templo de
Saturno, con un estupendo banquete (
lectisternium) y al grito multitudinario de “Io, Saturnalia”.
El poeta
Catullus (84 a.C-54 a.C) decía que eran “los mejores días” y
Séneca El Joven (4 a.C-65 d.C) que “toda Roma se volvía loca” durante las fiestas: “La multitud se deja llevar por los placeres”, escribió.
Pero, como ocurre ahora con la Navidad, también había quien no quería ni oír hablar del tema:
Plinio el Joven
(63-113) cuenta que se aislaba en unas habitaciones de su Villa
Laurentina: “Especialmente durante la Saturnalia, cuando el resto de la
casa está ruidosa por la licencia de las fiestas y los gritos de
festividad. De esta forma, no obstaculizo los juegos de mi gente y ellos
no me molestan en mis estudios”.
Cicerón (106 a.C-43 d.C) también se refugiaba en su casa de campo.
Intercambio de regalosLos
romanos salían a la calle a bailar y cantar con guirnaldas en el pelo,
portando velas encendidas en largas procesiones. La Saturnalia era una
ocasión para visitar a los amigos y parientes e intercambiar regalos.
Lo tradicional era regalar fruta, nueces, velas de cera de abeja y pequeñas figuritas hechas de terracota (
figurines, abajo en la foto).
Quizás
lo más curioso era el intercambio de roles: los esclavos actuaban como
amos y los amos como esclavos. Incluso se les dejaba usar las ropas de
su señor. Ese trato era temporal, por supuesto.
Petronio (396-455) hablaba de un esclavo imprudente que preguntó en algún momento del año si ya era diciembre.
Los
hijos también invertían los papeles con sus padres y pasaban a ser los
jefes de la casa. Además, cada familia tenía que elegir un
Rey de la Saturnalia, o
Señor del Desgobierno,
que podía ser un niño. Ese “rey de mentira” presidía las fiestas, y se
le tenía que hacer caso, por muy extravagantes y absurdas que fuesen sus
órdenes.
Excesos con la comida y bebidaSe cerraban las escuelas, los tribunales y las tiendas, se paraban
las guerras, se liberaba a los esclavos, y los romanos cometían todo
tipo de excesos con la bebida y la comida.
Era la fiesta de la
libertad y la desinhibición, y se organizaban juegos, bacanales, bailes
de máscaras y espectáculos desenfrenados que estaban prohibidos el resto
del año. Los cristianos utilizaban el término saturnalia cuando querían
decir orgía.
Las fiestas de Saturnalia comenzaban el 17 de
diciembre y su duración varió a lo largo de los años. Cada vez era más
larga, como ocurre ahora con la Navidad. Al principio, era un día. A
finales del siglo I, duraban una semana. Hubo intentos de acortar las
fiestas por parte del Emperador Augusto, pero también hubo quien propuso
que se alargaran hasta finales de enero.
El nacimiento del Sol InvencibleAl final de la Saturnalia, el 25 de diciembre, se celebraba el nacimiento del Sol —
Natalis Solis Invictis (nacimiento del sol invencible)— personificado en el
dios Mitra.
Aunque el culto a Mitra tenía orígenes persas, se convirtió en la
religión dominante en Roma, especialmente entre los soldados.
Después
del día 25, empezaba el festival de Sigillaria, dedicado, sobre todo, a
hacer regalos a los niños: anillos, muñecos de terracota, sellos,
tablas de escritura, dados, pequeños objetos, monedas, y, ¡bolsas llenas
de canicas! Hay muchos bajorrelieves y documentos que reflejan a los
niños romanos jugando a las canicas durante la Saturnalia.
Durante
estos días, se decoraban las casas con plantas verdes, se encendían
velas para celebrar la vuelta de la luz, y se colgaban figuras de los
árboles. Pero no metían árboles dentro de casa. Los romanos sólo
adornaban los que estaban plantados en la tierra.
La tradición del árbol de Navidad tiene sus orígenes en el siglo XVI.
Cristianismo legalizadoHacia la época del
Emperador Constantino I
(272-337), el cristianismo había avanzado muy poco y Roma era
predominantemente pagana. El mitraísmo era la religión dominante y el
cristianismo era ilegal. Pero Constantino I cambió las cosas después de
tener una visión, antes de una batalla, en el año 312. Se dedicó a
favorecer el cristianismo, sin dejar de rendir culto a los dioses
paganos de Roma.
Por ejemplo, uno de los dioses romanos más populares era el
Deus Sol Invictus, y los romanos lo adoraban un día a la semana, el
Dies Solis
(como en inglés, “sunday" = "día del sol”). Constantino, que era sumo
sacerdote en el culto a Sol Invictus, decretó que ese día fuese también
jornada de descanso y adoración para la los cristianos.
En el
año 321, Constantino legalizó el cristianismo, y declaró que el día del
“nacimiento del sol invencible”, que se celebraba el 25 de diciembre,
debía ser considerado como una nueva fiesta cristiana para celebrar el
nacimiento de Cristo. Con estas tácticas, no se alteraba el calendario
romano, y las tradiciones paganas se fueron adaptando al cristianismo.
En el 350, el papa Julio I reconoció oficialmente el 25 de diciembre como la Fiesta de la Natividad.
Distintas opinionesLa
Navidad llegó a Egipto hacia el año 432, y a Inglaterra al final del
siglo VI. Alcanzó los países nórdicos a finales del siglo VIII.
En
la actualidad, los cristianos occidentales lo celebran el 25 de
diciembre pero los ortodoxos lo hacen el 6 de enero, basándose en las
referencias de un académico griego,
Clemente de Alejandría, que a su vez escribió sobre otro maestro griego,
Basillides, que dijo que Jesucristo nació el 6 de enero. Clemente se refiere a la
Fiesta de la Epifanía, que en España se celebra como el
Día de los Reyes Magos.
Los primeros estudiosos cristianos, como el teólogo
Orígenes
(185-253), condenaban la celebración del nacimiento de Cristo “como si
fuese un faraón”. Decía que sólo se festejaba el nacimiento de los
pecadores y no de los santos. Hoy, algunos grupos fundamentalistas, como
los testigos de Jehová, no
celebran la Navidad, por su origen pagano. Tampoco los cumpleaños,
dicho sea de paso.
¿Cuándo nació Jesucristo?Parece
bastante claro que Jesucristo no nació en diciembre. Es muy improbable
que los pastores durmiesen con sus ovejas a la intemperie en diciembre,
cuando las temperaturas en Judea caían hasta bajo cero y era época de
lluvias.
Se ha especulado con muchas fechas: el 16 de mayo, el 9
o 20 de abril, el 29 de marzo,…pero es algo imposible de averiguar con
certeza. Hay gente dedicada a investigar la Biblia, como los de
ASK (Associates for Scriptural Knowledge), de Wisconsin. Una de sus últimos estudios asegura que la
Estrella de Belén que guió a los tres Reyes Magos —probablemente, una conjunción de Venus y Júpiter—
ocurrió el 17 de junio del año 2 a.C.
Para entonces, Jesús debía tener entre 0 y 2 años. Así que, según esta
aproximación, Jesús pudo haber nacido en algún momento entre los años 4
a.C. y 2 a.C.
¡Haz lo inesperado!Todavía hoy, muchas culturas celebran el solsticio de invierno. Para
los pueblos indígenas, como aimaras, quechuas, rapanui y mapuches, la
llegada de estas fechas coincide con la tradición de agradecer por el
año anterior y pedir al padre Sol que retorne con mayor fuerza después
de su retiro invernal.
La Saturnalia y las fiestas en torno al
solsticio de invierno trataban de la familia, la fertilidad, el cambio,
la renovación, la protección, el nuevo ciclo. Diciembre siempre has
sido una época para la rebelión, la celebración, la esperanza. Sería una
buena idea adoptar algunas de esas tradiciones paganas que se han
perdido por el camino. Por ejemplo, el intercambio de papeles: con los
niños, con los empleados, con los alumnos,...
Frances Bernstein, en su libro
Classical Living: Reconnecting with the Rituals of Ancient Rome,
dice: “¡Agita las cosas un poco! ¡Haz lo inesperado! Porque estas
acciones pequeñas recuerdan el espíritu de la Saturnalia y tienen
importancia religiosa, al conectarnos directamente con la Naturaleza”.
Io Saturnalia! Ave Sol Invictus! ¡Feliz Navidad!